MADRID 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este miércoles el "aparente uso" de sustancias químicas por parte de las fuerzas gubernamentales sirias en varios ataques contra la localidad de Alepo en agosto y septiembre.
En su comunicado, la ONG ha indicado que el grupo yihadista Estado Islámico habría llevado a cabo también ataques con armamento químico, reclamando al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que responda "inmediatamente" acerca de estas informaciones.
"Incluso después de que la ONU confirmara la responsabilidad del Gobierno sirio en ataques químicos contra civiles, Damasco no ha detenido su comportamiento criminal", ha dicho el subdirector de HRW para Emergencias, Ole Solvang.
"El Consejo de Seguridad podría evitar futuras atrocidades asegurando que el Gobierno de Siria hace frente a consecuencias reales por ignorar sus resoluciones", ha afirmado.
Así, ha detallado que, tras realizar entrevistas telefónicas con residentes, personal médico y trabajadores humanitarios, además de recoger fotografías y vídeos, se puede determinar que el Ejército sirio lanzó 'barriles bomba' con agentes químicos contra dos barrios residenciales controlados por la oposición en Alepo el 10 de agosto y el 6 de septiembre.
"Tras cada ataque, decenas de personas sufrieron problemas respiratorios, tos, enrojecimiento de la piel y los ojos, y buscaron atención médica en hospitales", ha dicho, agregando que cinco personas, entre ellas tres niños, murieron a causa de los ataques.
Uno de los doctores entrevistados por HRW ha detallado que dos niños y su madre murieron en el ataque del 10 de agosto. "Los niños estaban inconscientes y no respondían. Su madre sufría toses y escalofríos y casi no podía respirar, babeaba profusamente", ha dicho.
"Es lamentable que cien años después de la Primera Guerra Mundial, los gobiernos sigan usando armas químicas, y más lamentable aún que Siria haya salido impune", ha remachado Solvang.
EL ÚLTIMO INFORME
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas prorrogó la semana pasada el mandato del Mecanismo de Investigación Conjunta de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas y la ONU sobre el uso de armas químicas en Siria.
La investigación conjunta de Naciones Unidas y la OPCW publicada a finales de agosto concluyó que el Gobierno de Bashar al Assad es responsable de al menos dos ataques con gas tóxico en Siria.
El informe de la ONU y la OPCW también sostuvo que la organización terrorista Estado Islámico, que controla amplias zonas del norte de Siria, ha usado gas mostaza.
Las pesquisas, autorizadas unánimemente por el Consejo de Seguridad de la ONU, se centraron en nueve ataques realizados en siete zonas de Siria en los que una investigación propia de la OPCW determinó que era probable que se hubieran usado armas químicas.
Un total de ocho de los ataques investigados fueron ejecutados con gas de cloro y, si bien seis de ellos han quedado inconclusos, los organismos han recalcado que tres de ellos requieren mayores investigaciones.
Así, el documento determinó que hay información suficiente para afirmar que helicópteros del Ejército lanzaron dispositivos que liberaron sustancias tóxicas en Talmenes el 21 de abril de 2014 y en Sarmin el 16 de marzo de 2015. Ambas localidades están en la provincia de Idlib.
Asimismo, apuntó a la existencia de pruebas suficientes como para concluir que Estado Islámico fue "la única entidad con capacidad, motivos y medios para usar gas mostaza en Marea el 21 de agosto de 2015".
El cloro, un componente habitual en la industria, se vende de forma legal, pero su uso como arma viola la Convención de Armas Químicas. Este elemento fue utilizado de forma indiscriminada durante la Primera Guerra Mundial, incluida la batalla de Ypres, cuando las fuerzas germanas usaron 160 toneladas de cloro para matar a miles de soldados franceses y aliados.
No es la primera vez que se constata el uso de este tipo de arsenales en la guerra siria. En 2013, una sucesión de ataques químicos de los que Gobierno y oposición se acusaron mutuamente suscitó un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos para que el Gobierno de Al Assad entregara estas armas a la comunidad internacional con el mandato de destruirlas.