MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este viernes el arresto, desaparición forzosa y las amenazas sufridas por opositores en Ruanda tras la nueva victoria del presidente, Paul Kagame, en las elecciones celebradas en agosto.
"La represión del Gobierno ruandés muestra que no piensa tolerar las críticas o aceptar un papel de los partidos opositores, y envía un escalofriante mensaje a los que se atrevan a desafiar el 'statu quo'", ha dicho la directora de HRW para África Central, Ida Sawyer.
"Con cada arresto en Ruanda hay menos y menos personas que se atrevan a hablar contra los abusos o el Estado policial", ha lamentado.
HRW ha destacado que entre los opositores contra los que han actuado las autoridades figuran Diane Shima Rwigara, recientemente imputada por cargos que incluyen traición, incitación a la revuelta y revelación de "información sensible", y otros miembros del partido Fuerzas Democráticas Unificadas-Inkingi (FDU-Inkingi).
La Policía explicó el domingo que Rwigara fue detenida otra vez junto a su madre y su hermana "por su comportamiento durante las investigaciones, y concretamente por negarse a cooperar con la Policía y por revelar información que, por ley, es confidencial".
La opositora denunció horas antes de su arresto que su familia "está siendo perseguida por critica al Gobierno", negando los cargos presentados hasta entonces contra ella, según informó el diario 'The East African'.
Rwigara fue detenida a principios de septiembre en el marco de las investigaciones contra ella y su familia por presunta falsificación y evasión fiscal.
Las autoridades han indicado que los cargos por falsificación derivan de la lista de firmas que presentó para respaldar su candidatura a la Presidencia, tras las denuncias sobre que algunas de ellas eran falsas. Rwigara presentó 572 firmas, 28 menos de las requeridas por la ley electoral.
Por otra parte, la investigación sobre evasión de impuestos se debe a las presuntas ilegalidades cometidas por las empresas de la familia, que han llevado a la incautación de ordenadores y teléfonos móviles de Rwigara y varios de sus familiares.
HRW ha denunciado que, desde la apertura de las investigaciones contra la opositora, algunos de sus seguidores han sido arrestados o acosados, relatando que uno de ello estuvo detenido en paradero desconocido durante cinco días.
La organización ha señalado que dos familiares de este hombre permanecieron detenidos en paradero desconocido durante una semana, mientras que otro sigue bajo custodia policial.
Asimismo, ha recordado el arresto el 6 de septiembre de cuatro altos cargos del FDU-Inkingi, entre ellos Boniface Twagirimana, vicepresidente primero partido, liderado por Victoria Ingabire --encarcelada desde 2010 tras ser condenada a 15 años de cárcel por conspirar para formar un grupo armado y negar el genocidio de 1994--.
Ingabire regresó a Ruanda desde exilio en Países Bajos para presentarse a las elecciones de 2010, pero fue apartada de las mismas e imputada por negación del genocidio.
La opositora, perteneciente a la comunidad hutu, fue imputada por denunciar la muerte de hutus a manos de las milicias tutsis y por preguntar públicamente por qué no figuraba ninguna víctima hutu en el memorial sobre la matanza de 1994.
HRW ha resaltado que el FDU-Inkingi "ha hecho frente a grandes desafíos desde 2010", recordando que el partido no ha recibido autorización para inscribirse o participar en las elecciones.
La organización ha recalcado además que ha documentado numerosos casos durante los últimos años en los que críticos con el Gobierno, especialmente los acusados de amenazar la seguridad estatal, han sido detenidos en cárceles militares y torturados para obtener información o forzar confesiones.
"El Gobierno está usando el manual habitual para aplastar la disidencia. Los donantes de Ruanda y otros actores internacionales deben condenar esta flagrante represión de la oposición política", ha remachado Sawyer.
LA FIGURA DE KAGAME
Las últimas elecciones se saldaron con la victoria de Kagame, quien se impuso con más del 98 por ciento de los votos, una amplia mayoría que le permite continuar en el poder más allá de los 17 años que ya lleva en el cargo.
Kagame partía como gran favorito debido a las trabas que ha encontrado la oposición para lanzar un candidato que realmente desafiara su dominio. Una vez ganados los comicios, el actual dirigente de Ruanda podría extender su mandato hasta 2034, lo que supondría casi 40 años de gobierno al frente de la nación africana.
El actual presidente, que tiene 59 años, es el único dirigente que ha conocido Ruanda desde el inicio del nuevo milenio. Comandó la fuerza rebelde que acabó con el genocidio de 1994 y se convirtió en vicepresidente hasta que en el año 2000 escaló a la Jefatura del Estado como presidente de un gobierno interino al que pusieron fin los comicios de 2003, los primeros que ganó.
Kagame se hizo con el reconocimiento de la comunidad internacional por llevar a cabo una recuperación económica, pacífica y rápida tras el genocidio de 1994, cuando unos 800.000 tutsis y hutus moderados perdieron la vida.
Asimismo, el mandatario también ha sufrido duras críticas por parte de grupos de defensa de los Derechos Humanos, que lo han acusado de abusos y torturas, así como de represión contra la oposición y los medios de comunicación independientes.