Xi Jinping
JASON LEE / REUTERS
Actualizado: martes, 5 septiembre 2017 13:17

GINEBRA 5 Sep. (REUTERS/EP) -

Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que las autoridades de China están llevando a cabo una campaña contra los activistas que intentan denunciar ante organismos y foros de la ONU la represión impuesta por el Gobierno de Pekín, al tiempo que ha criticado a la organización multilateral por su actitud ante este problema.

En su informe 'El precio del apoyo internacional: la interferencia de China en los mecanismos de defensa de los Derechos Humanos de Naciones Unidas', HRW denuncia que China ha impedido que salgan del país activistas, cineastas o películas si se van a trasladar al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra, para denunciar la situación del país ante los investigadores.

"China está intentando erosionar la capacidad de defender los Derechos Humanos de la ONU, en su propio país y en el resto del mundo", ha manifestado el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth.

"Los residentes en China están sometidos a la represión más férrea que ha vivido el país desde el movimiento democrático en la plaza de Tiananmen en 1989. El Gobierno chino tiene mucho que ocultar, por lo que se ha aferrado a la importancia de silenciar a aquellos que critiquen su gestión de los Derechos Humanos", ha explicado Roth.

La ONG ha apuntado que para las autoridades chinas el silenciamiento de los críticos ante la ONU es importante dado que la organización multilateral representa uno de los pocos foros en los que los activistas pueden expresar sus opiniones sobre la situación real de China.

El presidente de China, Xi Jinping, "parece haber puesto" en marcha una estrategia para "cortar de raíz" la existencia de activismo en su país, pero también en el resto. "Ese es uno de los mensajes que queremos hacer llegar, a día de hoy la represión presente en China va más allá de sus propias fronteras", ha asegurado el director de HRW.

Los activistas en China no están seguros frente posibles intimidaciones, detenciones arbitrarias y otros mecanismos del sistema legal controlado por el Partido Comunista, según recoge el informe, que también registra una bajada del número de activistas que operan en el país asiático desde 2015.

Varias personas que han hablado ante Naciones Unidas sobre la situación de China han sido castigadas por las autoridades al regresar al país y a otros activistas se les han confiscado sus pasaportes o han sido arrestados antes de abandonar China, asegura el informe de HRW.

Cuando Xi acudió a la sede de Naciones Unidas en Ginebra en enero, la ONU prohibió la presencia de organizaciones no gubernamentales.

Dolkun Isa, un activista chino que defiende los derechos de los uigures, ha denunciado que los guardias de seguridad le expulsaron de un acto de la ONU celebrado en abril en su sede de Nueva York para el que estaba acreditado, sin que le dieran explicación alguna de los motivos de su expulsión.

Jiang Tianyong, un importante abogado en defensa de los Derechos Humanos, desapareció en noviembre de 2016 meses después de haberse reunido en Pekín con el relator de la ONU en temas de pobreza, Philip Alston, que ha pedido su liberación.

El abogado chino, después de haber estado incomunicado durante seis meses, fue acusado de subversión en agosto. En el juicio, Jiang confesó que quería acabar con el sistema político chino y que estaba inspirado por los talleres que había realizado en el extranjero.

"Se trata de un ejemplo de la fuerza con la que las autoridades chinas se aseguran de que si entra un investigador en el país, únicamente oiga la parte de la historia que favorece al Gobierno", ha afirmado Roth.

"Cuando un activista se salta la línea" marcada por el Gobierno acaba arrestado, "lo que deja un mensaje claro a los activistas: 'no te atrevas a mostrar una visión independiente ante un investigador de la ONU'", ha concluido el responsable de HRW.

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