El 80 por ciento de las periodistas de Afganistán han tenido que dejar sus trabajos desde la toma del poder por los talibán
MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que la censura impuesta por los talibán a los medios de comunicación es mucho más dura aún en las provincias afganas que en la capital, Kabul, donde han cerrado cientos de medios de comunicación, y ha advertido de que la represión se ensaña incluso más con las mujeres, ya que el 80 por ciento de las periodistas han tenido que dejar sus empleos.
Según una investigación con entrevistas a 24 periodistas de 17 de las 34 provincias del país, los talibán amenazan, arrestan y golpean a los periodistas cuando publican información que consideran no deseada, lo que ha provocado que se imponga la autocensura en los informadores que continúan trabajando en los medios locales y por tanto limita la información crítica.
"El acoso y los ataques a los periodistas lejos de las principales ciudades no suelen trascender y provocan que los medios de provincias se autocensuren o cierren", ha explicado un investigador de HRW, Fereshta Abbasi. "En muchas provincias, los talibán virtualmente han eliminado la información sobre determinadas cuestiones y han echado a las periodistas de la profesión", ha añadido.
Oficialmente, la ley afgana garantiza la libertad de expresión y de prensa, así como la participación de las mujeres en estas profesiones. Sin embargo, el pasado 2 de febrero, el portavoz talibán, Zabihulá Muyahid, emplazó a los periodistas a considerar "los intereses nacionales, los valores islámicos y la unidad nacional" antes de publicar una información. Además, indicó que "las mujeres pueden trabajar libremente en los medios de comunicación cumpliendo con los principios islámicos y nacionales".
Las autoridades talibán han anunciado la creación de organismos para garantizar el buen funcionamiento de la prensa, pero la realidad es que la Dirección de Información y Cultura de cada provincia vigila las publicaciones y pide a los periodistas que les presenten los textos antes de su difusión.
Los periodistas consultados han denunciado frecuentes reuniones de representantes de los servicios de Inteligencia talibán para indicarles qué publicar, advertirles de las políticas talibán para que no las incumplan y evitar que se informe de actos violentos protagonizados por los propios talibán.
"Todos tenemos miedo por nuestra seguridad", ha explicado un periodista de Baghlan. "Si algo le ocurre a un periodista no hay forma alguna de apoyarle o pedir justicia. Ahora mismo no hay apoyo a los trabajadores de los medios de comunicación afganos", ha indicado.
Algunos periodistas han informado de que sus compañeros han sido apalizados por intentar informar de manifestaciones contra los talibán, de detenciones arbitrarias o de la subida del precio de los alimentos. "Nunca ha sido fácil informar en las zonas rurales de Afganistán, pero la represión de los talibán es ahora más peligrosa tanto para los periodistas como para las vidas afectadas por los abusos de los que no se informa", ha destacado Abbasi. "Los gobiernos (extranjeros) deberían presionar a los talibán para poner fin a todos los ataques a la prensa, sean en Kabul o en el campo", ha añadido.
MUJERES
Las mujeres periodistas se han visto particularmente afectadas por la toma del poder de los talibán, en agosto de 2021. Se estima que un 80 por ciento de las mujeres periodistas de todo el país han perdido sus puestos de trabajo y dejado la profesión.
Hay provincias en las que las autoridades talibán han ordenado a todas las mujeres que dejen de trabajar en medios de comunicación y las pocas que pueden seguir trabajando lo hacen lejos del público. "Las mujeres pueden trabajar libremente en los medios de comunicación, cumpliendo con los principios islámicos y nacionales", advirtió Muyahid.
Una periodista de Balj ha relatado que en septiembre milicianos talibán la golpearon en plena calle cuando intentaba cubrir una manifestación de mujeres. "Los periodistas pueden ser golpeados por los soldados talibán en plena calle y nadie se hace responsable. En los últimos meses un periodista de Arezo TV ha sido golpeado y un periodista de Pajhwok en Balj ha sido arrestado", ha indicado.
En la provincia de Ghor, el Departamento de Asuntos Culturales encargado de regular la prensa ha enviado directamente a sus casas a las periodistas con el argumento de que no tenían una autorización que confirmase que podían trabajar. En febrero ya no había ninguna periodista en Ghor.
En Kapisa, un periodista ha relatado que en los primeros días de la toma del poder talibán las autoridades dijeron que las periodistas debían quedarse en casa y desde entonces no ha habido cambios.