Fuerzas kurdas en la carretera entre Kirkuk y Erbil
REUTERS / AZAD LASHKARI
Actualizado: jueves, 21 diciembre 2017 15:09

MADRID 21 Dic. (EUROPA PRESS) -

Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este jueves la desaparición de 350 personas que han detenidas por las fuerzas de seguridad del Gobierno de la región iraquí del Kurdistán en la ciudad de Kirkuk, conocidas como asayish, desde que tomaron el control de la urbe, en 2014.

La mayoría de los detenidos son hombres árabes suníes, que eran residentes de Kirkuk o habían llegado a la localidad como desplazados internos, que fueron detenidos como sospechosos de pertenecer o al menos ayudar a la organización terrorista Estado Islámico.

Funcionarios locales han contado a HRW que "los prisioneros ya no están en ningún centro de detención, ni oficial no oficioso, en Kirkuk y sus alrededores desde que las fuerzas federales de Irak recuperaron el control de la zona, el pasado 16 de octubre".

En los 27 casos sobre los que ha investigado la ONG los familiares preguntaron a los asayish y a la Policía sobre el paradero de los detenidos, pero nunca recibieron información sobre su paradero o sobre los motivos de su arresto. En algunos casos, las familias accedieron a esta información por canales extraoficiales según la cual estaban retenidos por los asayish en otros lugares del Kurdistán.

Yusef Shebir Mustafá ha contado a HRW que en torno a las 3.00 de la madrugada del 28 de mayo de 2016 tres asayish irrumpieron en su casa y se llevaron a sus dos hijos mayores y a su primo, que vivía en la vivienda contigua. "Un amigo de un amigo nos ha dicho recientemente que los tres están en la base militar de Al Salam, pero otro nos ha dicho que están en la cárcel federal de Chamchamal. Francamente, no sé dónde están", ha lamentado.

Faisal Sultan Hamed vive una situación similar. La madrugada del 12 de diciembre de 2015 cuatro asayish se llevaron a su marido detenido y desde entonces no sabe dónde está. El pasado mes de noviembre, un hombre liberado de la base militar de Al Salam llamó a su cuñado para decirle que había compartido celda con él. Esa es toda la información que tienen.

En este contexto, decenas de personas se manifestaron el 7 de noviembre de Kirkuk para exigir al Gobierno y a las fuerzas de seguridad que revelaran el paradero de los detenidos. "Las familias de Kirkuk están desesperadas por saber qué ha pasado con sus seres queridos (...) Estas detenciones secretas generan gran preocupación por su seguridad", ha dicho Lama Fakih, subdirector de HRW para Oriente Próximo.

A raíz de esta protesta, el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, prometió investigar. Un día después, el 8 de noviembre, el jefe de las fuerzas kurdas, Azad Jabari, negó cualquier implicación de los asayish en las desapariciones, pero posteriormente las tropas locales entregaron a las federales a 105 detenidos.

Fakih ha recordado que las desapariciones forzadas pueden llegar a constituir un crimen de lesa humanidad y ha reclamado a las autoridades iraquíes que investiguen estos casos y lleguen "hasta las más altas instancias" para determinar la responsabilidad.

"El Gobierno regional del Kurdistán tiene la responsabilidad de proporcionar información inmediatamente a los familiares sobre el destino de sus seres queridos, así como de poner fin a la práctica de las desapariciones", ha subrayado Fakih.

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