MADRID 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este viernes que el gobierno de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí restringe la libertad de movimiento de los desplazados en los campamentos situados cerca de Kirkuk.
En su comunicado, ha resaltado que, pese a la ausencia de enfrentamientos en la zona, "la gente no puede abandonar libremente los campos", agregando que el acceso a la sanidad y el trabajo están también limitados.
Residentes en los campamentos de Nazrawa y Laylan han relatado que sólo pueden dejar los campamentos si encuentran alguien que les respalde, tras lo que las fuerzas de seguridad les quitan los documentos de identidad y les obligan a volver a las instalaciones ese mismo día.
HRW ha destacado que estas restricciones han limitado el acceso de los desplazados a los servicios médicos, el trabajo o incluso sus familiares, al no poder realizar prácticamente visitas.
"Las restricciones en los campamentos de desplazados son demasiado amplias y discriminatorias", ha lamentado la subdirectora de HRW para Oriente Próximo, Lama Fakih.
"Miles de personas más podrían verse desplazadas por la operación en Mosul, y las autoridades iraquíes deberían proteger los derechos de la población, no penalizarles restringiendo su acceso a la sanidad, el trabajo y la familia", ha agregado.
Por ello, HRW ha reclamado al Kurdistán iraquí que retire estas medidas, afirmando que sólo pueden ser impuestas sin existe una legislación acorde y tienen como finalidad proteger la seguridad nacional, el orden público, la sanidad, la moral o los derechos y libertades de otros.
La organización ha recordado que las autoridades kurdas recolocaron a miles de civiles que huyeron del grupo yihadista Estado Islámico en un área cercana al campamento de Nazrawa, a unos 20 kilómetros de Kirkuk.
El campamento cuenta en la actualidad con 1.655 familias, el 90 por ciento de las cuales llegaron desde el área de Hawiya, en Kirkuk, mientras que el resto escaparon de la provincia de Diyala.
La situación en el campamento de Laylan, con 1.816 familias y ubicado también en los alrededores de Kirkuk, es ligeramente diferente, si bien HRW ha destacado que las restricciones "son también ilegales".
Los campamentos son gestionados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que ha reclamado a las autoridades del Kurdistán iraquí que retiren estas restricciones.
"Los residentes de Nazrawa y Laylan, lejos de la línea de frente, deben tener libertad de movimiento y residencia. No se les deben imponer restricciones, más allá de las necesarias para protegerles y alejarles de los combates", ha zanjado Fakih.