MADRID, 8 Feb. (EUROPA PRESS) -
La ofensiva conjunta que llevan a cabo las fuerzas sirias y rusas ha incluido el lanzamiento de bombas de racimo en al menos 14 ataques perpetrados desde el pasado 26 de enero, según un informe de Human Rigths Watch (HRW) que denuncia también la muerte de civiles en estas operaciones.
Al menos 37 personas han muerto --entre ellas nueve niños-- y decenas han resultado heridas como consecuencia de 14 ataques terrestres y aéreos en los que se habrían utilizado bombas de racimo, un armamento prohibido en 118 países por su indiscriminada capacidad destructora y sus consecuencias a medio y largo plazo.
La organización ha entrevistado a fuentes locales y ha revisado fotografías y vídeos para elaborar un balance que enmarca dentro de la campaña militar para recuperar territorios en Alepo, Damasco, Idlib, Homs y Hama. HRW ha admitido que la cifra de 14 ataques podría quedarse corta, ya que activistas locales han denunciado al menos ocho más que no han podido ser verificados.
La ONG ya había confirmado anteriormente otros supuestos ataques con bomba racimo en Siria de los que Rusia se desvinculó públicamente. El subdirector de HRW para Oriente Próximo, Nadim Houry, ha afirmado que, aunque las fuerzas rusas no hayan utilizado directamente este armamento, Moscú tiene la "responsabilidad" de asegurarse de que no se recurre a él en operaciones que respalda.
Siete de los ataques coincidieron con las conversaciones de paz que la ONU trataba de impulsar en Ginebra, lo que demuestra que, sobre el terreno, la lucha sigue. El subdirector de HRW para Oriente Próximo, Nadim Houry, ha subrayado que "cualquier solución a la crisis necesita resolver los ataques indiscrimados".
TESTIMONIOS
Algunas de las municiones cayeron en la parte norte de la región de Alepo, cerca de Nubbul y Zahraa, donde las fuerzas leales al Gobierno sirio intentaban romper el asedio impuesto por grupos rebeldes. En Anadan, a siete kilómetros de Zahraa, uno de estos ataques destruyó un hospital de campaña y mató a un enfermero.
Otros relatos acreditan el uso de bombas de racimo en reductos opositores como Kafr Laha, cerca de la ciudad de Homs. Un periodista de un medio afín a la disidencia ha contado a HRW que vio "personas con las piernas cortadas" y a mujeres y niños entre las víctimas, algunoas de ellos con "fragmentos de submuniciones en ojos, cabeza, espalda".