MADRID 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Human Rights Watch (HRW) ha exigido este jueves al Gobierno de Birmania que proporcione acceso libre a las organizaciones humanitarias y a los medios de comunicación a la región norte del estado de Rajine para que puedan investigar los abusos perpetrados contra la comunidad rohingya, una minoría discriminada por la inmensa mayoría de la población.
El pasado 13 de noviembre, HRW presentó ante las autoridades birmanas un informe detallado de la situación en la región de Maungdaw, en el norte del estado de Rajine. El grupo de Derechos Humanos divulgó una serie de imágenes por satélite que muestran más de 400 viviendas de esta minoría arrasadas por las llamas, en lo que parece un nuevo episodio de la campaña de persecución y abusos liderada por las autoridades birmanas.
El director general adjunto de la Oficina del Presidente, Zaw Htay, reconoció ante la presentación del informe que viviendas en las tres localidades mencionadas por HRW habían sido incendiadas. No obstante, alegó que el número de casas destruidas eran mucho menor.
Para demostrarlo, el Gobierno presentó una serie de fotografías de las áreas presuntamente quemadas, imágenes que muestran un área considerablemente inferior a las que se ven en las imágenes de HRW. En este contexto, han señalado que la devastación que se puede ver en las fotografías de la ONG había sido provocada por atacantes, y no por el Ejército nacional.
El grupo de Derechos Humanos ha denunciado que las imágenes han sido capturadas desde ángulos específicos para mostrar la menor cantidad posible de destrozos.
Por otra parte, Htay también prometió que el Gobierno birmano levantaría todas las restricciones de acceso a la región impuesta para las ONG y los medios de comunicación. No obstante, no especificó en qué momento se daría dicho acceso.
"La confirmación del Gobierno birmano de que se han producido incendios provocados en el estado de Rajine y la oferta de permitir el acceso a los medios de comunicación a la región supone un gran paso hacia la verdad", ha señalado el director en Asia de HRW. "Pero llega demasiado tarde. Proporcionar acceso rápido y libre a las áreas afectadas es crucial", ha apuntado.
El 9 de octubre se produjeron ataques contra tres controles fronterizos en el distrito de Maungdaw que causaron la muerte de nueve policías. A partir del incidente, las autoridades militares bloquearon la zona por completo, negando el acceso a las organizaciones humanitarias, a los medios de comunicación y a los activistas de Derechos Humanos.
El pasado 11 de noviembre, debido a las profundas tensiones que se viven en la región, se produjeron nuevos enfrentamientos en el distrito que acabaron con la muerte de varios centenares de personas. La comunidad humanitaria alerta de que ya son decenas de miles los desplazados internos que han huido de la región. El acceso humanitario a Maungdaw continúa siendo extremadamente limitado y la ayuda humanitaria no llega a la población afectada.
Por su parte, los musulmanes rohingya han acusado al Ejército de violaciones y de incendiar las viviendas de los civiles, algo que tanto el Gobierno como el Ejército niegan. Desde los ataques del 9 de octubre el número de presuntos milicianos muertos llega a 102, aunque las fuerzas de seguridad aseguran que el número de fallecidos es de 32 personas.