TÚNEZ 23 May. (EUROPA PRESS) -
El Comité de Naciones Unidas contra la Tortura (CAT, por sus siglas en inglés) y HRW han exigido a las autoridades de Túnez que prohíban la realización de exámenes anales, también conocidos como "tests de homosexualidad", por considerar que esta práctica supone una tortura.
En un comunicado, Human Rights Watch ha contado que, el 15 de mayo, el CAT hizo un llamamiento a Túnez para que revoque el artículo 230 de su Código Penal, que castiga la homosexualidad, y prohiba la realización de estas pruebas anales por considerar "que no tienen ninguna justificación médica y no pueden ser consentidas", además de ser equiparables a la tortura.
"No existen dudas: El uso forzado de tests anales es un abuso de los Derechos Humanos", ha declarado la investigadora de los derechos del colectivo LGTB para HRW, Neela Ghoshal. "Túnez debe mostrar que respeta su compromiso con los Derechos Humanos internacionales prohibiendo de forma inmediata estos tests", ha destacado Ghoshal.
Naciones Unidas ha expresado su preocupación por el hecho de que "aquellas personas sobre las que se tiene sospecha de su homosexualidad son obligadas a exponerse a una exploración anal, ordenada por un juez y llevada a cabo por un médico forense, para tratar de probar su homosexualidad".
HRW documentó dos casos a finales del año 2015 en los que la Policía tunecina sometió a siete jóvenes a los citados tests anales, ante la simple sospecha de su homosexualidad. La organización denuncia el uso de estas prácticas y señala que están basadas en teorías anticuadas o erróneas según las cuales los cambios físicos en el ano de una persona sólo se producen tras haber practicado sexo anal. Los siete hombres fueron condenados por el artículo 230 del Código Penal tunecino, que castiga lo que considera como 'sodomía', aunque sus sentencias fueron reducidas tras la apelación.
UNA TORTURA QUE CAUSA UN GRAN SUFRIMIENTO PSICOLÓGICO
El relator especial de Naciones Unidas sobre la tortura, Juan Méndez, ha señalado que el uso de tests anales equivale a "tortura o trato cruel, inhumano y degradante". También el Grupo Independiente de Expertos Forenses (IFEG, por sus siglas en ingles) condenó este tipo de abuso en un comunicado el pasado 3 de mayo, en el que aseguraba que "llevar a cabo exploraciones anales forzadas sobre los individuos es humillante y degradante y causa un gran sufrimiento psicológico".
HRW ha entrevistado a uno de los hombres que fue obligado a someterse a estos tests. "Me sentí como un animal, sentí que no era humano, estaba totalmente en 'shock', no podía asimilar lo que estaba sucediendo", explicó a la organización el hombre, que decidió mantener su anonimato.
Varios grupos de activistas tunecinos han urgido a las autoridades a prohibir el uso de los tests anales y a despenalizar la homosexualidad en el país. El grupo ha pedido al Consejo Nacional Médico que siga el ejemplo de Líbano, donde en respuesta a una potente campaña llevada a cabo por varios activistas libaneses, se prohibió el uso de estos "tests de homosexualidad".
Además de en Túnez y en Libano, HRW ha documentado en los últimos años la realización de este tipo de prácticas en Camerún, Egipto, Kenia, Turkmenistán, Uganda y Zambia.