MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
Human Rights Watch (HRW) ha pedido al Gobierno de Bangladesh que detenga su plan de reubicación de miles de refugiados musulmanes rohingya en la isla de Tengar Char, en la bahía de Bengala, ya que esto les privaría de muchos de sus derechos y haría que el país no cumpla con sus obligaciones previstas por el Derecho Humanitario.
A principios de mes, las autoridades bangladeshíes dieron 'luz verde' a este plan, en un momento en el que Bangladesh alberga a unas 69.000 personas que se vieron obligadas a trasladarse desde el norte del estado birmano de Rajine tras los ataques registrados el 9 octubre, donde murieron nueve agentes fronterizos.
El director de HRW para Asia, Brad Adams, ha asegurado que el país está "haciendo la ridícula afirmación" de que con este plan se mejorarán las condiciones de los rohingya, cuando la isla de Tengar Char "no tiene instalaciones, se inunda cada vez que hay marea alta y se sumerge en períodos de monzón".
"Esta propuesta es cruel e impracticable, y debe abandonarse", ha exigido. No es la primera vez que Dacca anuncia un plan de este tipo: en 2015 se sugirió enviar a los refugiados a esta isla deshabitada con el objetivo de "minimizar los conflictos entre bangladeshíes y rohingyas", pero diversas ONG rechazaron esta propuesta, que el Gobierno acabó descartando.
El Gobierno recuperó esta propuesta a finales de enero, y el pasado 1 de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores de Bangladesh, Shahriar Alam, indicó que "tras considerar todos los aspectos importantes, los refugiados serán trasladados de forma gradual.
"También tenemos planes de suministrar los medios de vida necesarios a los refugiados, aunque estas medidas serán temporales. Birmania tendrá que aceptar las deportaciones en última instancia", aseguró Alam.
No obstante, incluso desde el Gobierno consideran que esta idea no es apropiada. Un alto cargo del Ejecutivo, bajo condición de anonimato, en declaraciones a la BBC aseguró que el plan de enviar a los rohingya a una isla que "sólo es accesible durante el invierno y que es un paraíso para los piratas" es una "idea terrible".
Numerosas agencias y ONG, entre ellas el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), han expresado su preocupación por este plan y han indicado que en caso de que se proceda a la reubicación de los refugiados en la isla, esta debería ser voluntaria y realizarse después de un estudio de viabilidad.
En este contexto, Adams ha advertido a Bangladesh de la necesidad de "tratar de forma humana" a los rohingya, si bien ha señalado que esto no lo tienen que hacer solos. "En lugar de enviarlos a una isla inundada, el Gobierno debería buscar financiación de donantes internacionales para mejorar las condiciones de los refugiados".
La rohingya es una de las minorías más perseguidas del mundo. Desde 1978, los rohingya han ido llegando a Bangladesh en varias oleadas, huyendo de la represión en su Birmania natal.
Según el departamento de la Comisaría de Repatriación de Refugiados Rohingya (CRRR), cerca de 250.000 rohingya entraron en Bangladesh en 1978 huyendo de la 'Operación Dragón' llevada a cabo por el Gobierno birmano, una operación cuyo objetivo era evaluar la situación de los habitantes en zonas fronterizas y tomar medidas contra los extranjeros que habían entrado de forma ilegal en el país.
Esta operación acabó con la expulsión y detención masiva de rohingya, a los que no se consideraban ciudadanos. Entre 1991 y 1992 la ola fue similar: otros 250.000 musulmanes entraron a Bangladesh a través de las fronteras de Cox's Bazar y Bandarban, donde el Gobierno levantó 21 campamentos temporales para ellos.