HRW pide al Gobierno de Túnez que detenga las expulsiones colectivas de migrantes

Migrantes en la ciudad de Sfax, Túnez
Migrantes en la ciudad de Sfax, Túnez - Europa Press/Contacto/Hasan Mrad
Publicado: viernes, 7 julio 2023 7:20

La ONG denuncia que las fuerzas de seguridad tunecinas han abusado de las personas antes de abandonarlas en el desierto

MADRID, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -

La ONG Human Rights Watch (HRW) ha pedido al Gobierno de Túnez que detenga las expulsiones colectivas de personas migrantes y ha denunciado que las fuerzas de seguridad tunecinas han abusado de los expulsados antes de abandonarlos en el desierto.

"El Gobierno tunecino debería detener las expulsiones colectivas y permitir urgentemente el acceso humanitario a los migrantes y solicitantes de asilo africanos que ya han sido expulsados a una zona peligrosa en la frontera entre Túnez y Libia, con poca comida y sin asistencia médica", ha declarado la investigadora de derechos de los migrantes de HRW, Lauren Seibert, según reza un comunicado.

"No solo es inconcebible abusar de las personas y abandonarlas en el desierto, sino que las expulsiones colectivas violan el Derecho Internacional", ha denunciado la investigadora, que ha indicado que las autoridades deben realizar evaluaciones de la situación legal individual de acuerdo con el debido proceso antes de deportar a alguien.

Asimismo, Seibert ha instado al Gobierno tunecino a investigar a las fuerzas de seguridad implicadas en los abusos. También ha indicado que las delegaciones diplomáticas de los países africanos deben tratar de localizar y evacuar a cualquier de sus nacionales expulsados a la frontera, mientras que ha hecho un llamamiento a la Comisión de la Unión Africana para que condene las expulsiones abusivas y presione al país para que brinde asistencia inmediata a los afectados.

Las fuerzas de seguridad tunecinas han expulsado a cientos de migrantes y solicitantes de asilo, incluidos niños y mujeres, trasladándolos a una zona remota en la frontera del país con Libia. El grupo de afectados incluye también a personas con estatus legal regular en el país.

Según testigos consultados por HRW, las autoridades tunecinas habrían expulsado entre 500 y 700 personas desde el pasado domingo, el 2 de julio. Los expulsados eran de varias nacionalidades africanas --marfileños, cameruneses, malienses, sudaneses, entre otros-- y había al menos 29 niños y tres mujeres embarazadas.

Los entrevistados han indicado a la ONG que habían sido arrestados en redadas de la Policía, la Guardia Nacional o el Ejército en la ciudad de Sfax o sus alrededores, localidad portuaria, uno de los principales puntos de partida de migrantes hacia Europa. Las personas con las que ha consultado HRW han afirmado que varias personas han muerto en la zona fronteriza, algunos por heridas de bala o golpes de los militares.

Ningún grupo no gubernamental tuvo acceso al área, por lo que Human Rights Watch no ha podido confirmar estos relatos de forma independiente.

Las fuerzas de seguridad enviaron a los detenidos a 300 kilómetros de distancia, a un punto en la frontera con Libia, donde quedaron atrapados sin poder ingresar a territorio libio ni regresar a Túnez.

No obstante, la situación en Sfax también se ha complicado en las últimas semanas, cuando los residentes han hecho una campaña para que los extranjeros abandonen el lugar, llegando a atacar a los migrantes y registrándose varios enfrentamientos que se han saldado con la muerte de al menos un hombre de Benín y un tunecino.

El presidente de Túnez, Kais Saied, realizó en febrero un discurso que desencadenó una oleada de ataques racistas contra africanos negros, puesto que vinculó a los migrantes indocumentados con la delincuencia y un 'complot' para alterar al composición demográfica del país.

Saied pidió este martes restaurar la seguridad en Sfax, insistiendo en que el país "nunca será guardia de fronteras" de otros países, que ejercerá como zona de tránsito o de residencia para solicitantes de asilo y que rechazará a los migrantes ilegales.

Cabe recordar que numerosas ONG han acusado al mandatario de alentar una campaña de violencia xenófoba contra los migrantes subsaharianos que usan al país como trampolín para alcanzar Europa. Y es que Túnez se ha convertido durante los últimos años en uno de los principales puntos de partida de embarcaciones con la que migrantes del país y llegados de África subsahariana intentan realizar la travesía a través del mar Mediterráneo para llegar a Europa.

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