MADRID 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha afirmado este martes que el rey Mohamed VI debería presionar para que se investiguen los presuntos abusos a participantes en las protestas en la región del Rif, lamentando que el monarca aplaudiera la labor de las fuerzas de seguridad durante su discurso a la nación del 30 de julio.
"La alabanza incondicional del rey a las fuerzas de seguridad, pese a las acusaciones contra ellos, sólo animará la creencia de que aquellos que abusen de los detenidos nunca harán frente a las consecuencias", ha dicho la directora de HRW para Oriente Próximo y Norte de África, Sarah Leah Whitson.
La organización ha afirmado que las declaraciones del monarca, en las que aplaudió la "contención y compromiso con el Estado de derecho" mostrado por las fuerzas de seguridad, ignoran los informes forenses sobre las heridas sufridas por varios de los detenidos, que denunciaron violencia policial.
En dicho discurso, Mohamed VI destacó que las fuerzas de seguridad "cumplieron su deber con valentía y paciencia", agregando que "mantuvieron la seguridad y la estabilidad" durante las protestas del movimiento Hirak.
El movimiento Hirak nació después la muerte en octubre del pescador Muhcine Fikri, aplastado en un camión de basura cuando intentaba recuperar el pescado que le había confiscado la Policía.
Desde entonces, ha celebrado numerosas protestas, principalmente en Alhucemas, para protestar contra la discriminación que aseguran que sufren la región del Rif a nivel económico y de desarrollo social.
HRW ha destacado que las protestas se han saldado con al menos un muerto, Imad Atabi, quien falleció durante una manifestación celebrada el 20 de julio en la localidad de Alhucemas.
La Asociación de Marruecos para los Derechos Humanos ha afirmado que un bote de gases lacrimógenos disparado por la Policía le impactó en la cabeza. Las autoridades han prometido investigar lo ocurrido.
Hasta la fecha han sido detenidas 216 personas por su participación en las manifestaciones, según fuentes citadas por HRW, que han detallado que 169 de ellas se encuentran en la prisión regional de Alhucemas.
Los medios del país publicaron a principios de julio una copia de un informe médico que recogía abusos graves por parte de la Policía contra los manifestantes detenidos, lo que llevó al ministro de Justicia, Mohamed Aujar, a anunciar que "se tomarían las medidas legales necesarias".
HRW ha denunciado además la presunta violencia llevada a cabo durante el arresto del líder de Hirak, Naser Zefzafi, el excesivo uso de la fuerza para dispersar una sentada en la capital, Rabat, y el encarcelamiento de un periodista por criticar la prohibición de una manifestación el 20 de julio.
El monarca perdonó el día antes de su discurso a 1.178 presos, incluidos 42 miembros de Hirak, si bien entre ellos no estaban los condenados en Alhucemas ni aquellos examinados por los forenses.
"El rey Mohamed VI dijo el Día del Trono que los marroquíes 'tienen todo el derecho y deben, de hecho, estar orgullosos de sus autoridades'. ¿No estarían más orgullosos sin las acusaciones sobre abusos policiales fueran seguidas de investigaciones creíbles, y si los tribunales se negaran a condenar usando confesiones contaminadas?", se ha preguntado Whitson.
Las manifestaciones masivas como las celebradas por el movimiento Hirak son una excepción en Marruecos, un país gobernado por un sistema político en el que el rey tiene la última palabra.
Las protestas de 2011, en el marco de la llamada 'Primavera Árabe', se saldaron con una serie de reformas políticas limitadas, un mayor gasto público y un endurecimiento de las políticas de seguridad.