MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha pedido a las autoridades de Tailandia que investiguen de forma rápida e independiente la muerte de un recluta del Ejército detenido en una prisión militar contra el que podrían haberse cometido actos de tortura.
HRW se refiere a Yutthakinun Boonniam, de 22 años, declarado muerto el pasado 1 de abril en el hospital de la provincia de Suran Thani un día después de que fuera trasladado desde una instalación militar en la que fue encarcelado el pasado 27 de marzo por un delito disciplinario.
Los médicos que lo atendieron sostienen que presentaba numerosas heridas, así como daño renal, provocado aparentemente por golpes severos. "Las últimas palabras que Boonniam dijo a su madre cuando lo visitó en el hospital fueron: 'Me han pegado. Duele mucho'", explica HRW.
La organización ha urgido al Gobierno tailandés a implicarse en una campaña para poner fin al recurso del castigo corporal por parte de las fuerzas armadas, práctica muy utilizada en el país.
El director de HRW para Asia, Brad Adams, ha señalado que este es "otro" caso más en el que fallece un soldado en lo que parece una paliza, señalando que "las autoridades tailandesas parecen no estar interesadas en abordar este tipo de problemas".
"El Gobierno y el Ejército deben actuar de forma urgente para poner fin a este tipo de asaltos brutales y a la cultura de impunidad que se ha generado al no castigar a soldados que han cometido abusos ni a sus oficiales como últimos responsables", ha criticado.
Este lunes, el comandante en jefe del Ejército, Chalermchai Siitisat, pidió disculpas públicamente por la muerte de Boonniam, y afirmó que si bien los castigos corporales están prohibidos en los campamentos militares, la muerte de este soldado responde a "viejos hábitos" que aún tienen algunos soldados desplegados en la frontera y que están "acostumbrados a aplicar medidas punitivas duras y a una estricta disciplina".
En este contexto, Adams ha criticado que al contrario de lo que el portavoz del Ejército quiso dejar ver, el caso de Boonniam "no es un incidente aislado", sino que las Fuerzas Armadas tailandesas se enfrentan a una "incapacidad crónica de acabar con los abusos contra sus propios reclutas".
"El Ejército de Tailandia tiene que tomar medidas rápidas para mostrar que no hay lugar entre sus filas para aquellos que creen que tienen poderes sin control para cometer abusos contra otros soldados o contra cualquier otra persona", ha lamentado Adams.
Por último, el director de HRW para Asia ha indicado que tanto el Gobierno como las Fuerzas Armadas deben garantizar que la de Booniam sea "el último caso de brutalidad dentro de los barracones de soldados en el país".