MADRID, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha reclamado este jueves a las autoridades turcas la liberación "inmediata" del presidente de la oficina en el país de la ONG Amnistía Internacional (AI), Taner Kiliç.
"Turquía debe liberar a Taner Kiliç, quien es un incansable defensor de los Derechos Humanos, conocido por su trabajo para AI desde hace muchos años", ha dicho el director de HRW para Europa y Asia Central, Hugh Williamson.
"Detener a Kiliç por sospechas sobre crímenes terroristas parece parte de una táctica destinada a desacreditar su trabajo humanitario legítimo", ha agregado.
Kiliç fue detenido junto a cerca de 20 abogados tras ser acusados de utilizar la aplicación de mensajería segura ByLock, considerada por las autoridades como la principal herramienta de comunicación entre los seguidores del clérigo islamista Fetulá Gulen.
El Gobierno ha acusado a Gulen de orquestar el intento de golpe de Estado de julio de 2016, que se saldó con más de 240 muertos, lo que ha sido negado por el clérigo, que reside en Estados Unidos.
El secretario general de AI, Salil Shetty, resaltó tras la detención de Kiliç que "el hecho de que la purga tras el golpe de Estado en Turquía haya arrastrado a su red al presidente de AI en Turquía es una nueva prueba de lo lejos que esto ha llegado y lo arbitrario que es".
"Kiliç tiene un historial largo y distinguido en defensa del tipo de libertades que las autoridades están en camino de pisotear", afirmó, subrayando que "ante la falta de pruebas creíbles y admisibles sobre su participación en crímenes reconocidos internacionalmente", la organización pide a Turquía que libere a Kiliç y a otros 22 abogados --junto a los que ha sido detenido, según AI-- y retire los cargos contra ellos.
Decenas de miles de funcionarios, policías y empresarios han sido cesados o detenidos por utilizar ByLock desde el intento de golpe de Estado.
Fiscales de Turquía reclamaron en mayo 3.623 cadenas perpetuas para el clérigo islamista, así como 2.923 años de cárcel para Gulen, así como una multa judicial equivalente a 2,2 millones de días.
Gulen y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, eran aliados políticos hasta que supuestos simpatizantes del clérigo en la Policía y la Fiscalía abrieron una investigación contra varios ministros por corrupción en 2013.
Entonces, el mandatario turco acusó al clérigo de conspirar y erigir un Estado paralelo para derrocar al Gobierno con ayuda de la Policía y medios simpatizantes.