Archivo - HANDOUT - 03 February 2020, Belgium, Brussels: European Commission President Ursula von der Leyen (R) shakes hands with Hungarian Prime Minister Viktor Orban during their meeting at the European Commission. Photo: Etienne Ansotte/European Commi - Etienne Ansotte/European Commiss / DPA - Archivo
MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha viajado este lunes a Budapest para reunirse en persona con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha asegurado que ha habido "algunos progresos" sobre el embargo de petróleo ruso.
"Hemos hecho algunos progresos, podríamos decir que hemos dado un pequeño paso adelante", ha afirmado el ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, en un vídeo de Facebook tras finalizar las conversaciones con Von der Leyen y ha agregado que "hay que hacer mucho más para que podamos cambiar nuestra posición", tal y como ha recogido la agencia de noticias Bloomberg.
Por su parte, Von der Leyen ha publicado en su cuenta oficial de Twitter que "la conversación de esta tarde con el primer ministro Viktor Orbán ha servido para aclarar cuestiones relacionadas con las sanciones y la seguridad energética".
Así, ha explicado en la misma red social que han avanzado, pero es necesario seguir trabajando. "Convocaré una reunión con actores regionales para fortalecer la cooperación en materia de infraestructura petrolera", ha agregado la presidenta de la Comisión Europea.
Hungría ha sido el país más crítico con la propuesta de Von der Leyen para renunciar al petróleo procedente de Rusia como penalización por la ofensiva militar en Ucrania. Para Orbán, es "una bomba atómica" para la seguridad energética húngara, una línea roja que está dispuesto a vetar llegado el caso.
La Unión Europea había ofrecido previamente a Hungría y Eslovaquia de plazo hasta finales de 2024 para cumplir las sanciones y a la República Checa hasta junio del mismo año, ya que dependen en gran medida del crudo ruso.
El primer ministro de Hungría señaló que serían necesarios cinco años para culminar la transición que reclama Bruselas, un plazo superior al que han planteado otros gobiernos también críticos como el checo o el eslovaco.