Archivo - El ministro de Defensa de Hungría, Kristof Szalay-Bobrovniczky - Europa Press/Contacto/Valeria Mongelli - Archivo
MADRID, 22 May. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Defensa de Hungría, Kristof Szalay-Bobrovniczky, ha advertido de que la mayoría de los países europeos han entregado municiones, armas y otros equipos a las Fuerzas Armadas de Ucrania poniendo en peligro "su propia seguridad" y reduciendo sus reservas.
De acuerdo con Szalay-Bobrovniczky, la industria armamentística y de defensa de los principales países europeos "no estaba preparada" para la guerra en Ucrania y, por tanto, "está luchando para satisfacer las demandas" de Kiev ante la invasión rusa.
"El mundo occidental se ha unido y está entregando una cantidad sin precedentes de armas a la parte atacada, Ucrania. Con esto, Ucrania tiene la oportunidad de enfrentarse a las Fuerzas Armadas del país atacante que amenaza su soberanía, que tiene muchos problemas internos pero tiene grandes reservas", ha dicho.
Sin embargo, el ministro de Defensa húngaro ha destacado que Budapest ha abogado en los últimos tiempos por "una industria de defensa independiente" y por promover la investigación y el desarrollo de su propia industria.
Cuestionado sobre si el conflicto en Europa del Este podría desencadenar una tercera guerra mundial, Szalay-Bobrovniczky ha incidido en no especular con esta posibilidad, aunque Budapest debe estar "preparado para cualquier eventualidad".
"Es deber de los líderes militares y civiles que las Fuerzas Armadas se preparen para todas las eventualidades, para que el pueblo húngaro pueda descansar en paz, y así lo haremos", ha manifestado Szalay-Bobrovniczky en una entrevista para el portal de noticias Origo.
Hungría ha cobrado protagonismo en las últimas semanas tras confirmar que bloqueará dentro de la Unión Europea la entrega de un nuevo tramo de ayudas Ucrania, debido a que Budapest ve al Gobierno de Volodimir Zelenski con una actitud "cada vez más beligerante" hacia el de Viktor Orbán.
El movimiento implica poner en suspenso un nuevo tramo de 500 millones de euros y deja también en el aire la aprobación de más sanciones contra Rusia. Budapest ya había expresado en otras ocasiones sus recelos tanto a la adopción de nuevos castigos sobre Moscú como a seguir brindando ayuda a Kiev.
La necesidad de consenso en el seno de los Veintisiete hace que el posicionamiento húngaro sea una suerte de veto que ya ha retrasado en el pasado otras decisiones clave.