MADRID, 17 Sep. (EUROPA PRESS) -
El caso escocés ha vuelto a poner sobre la mesa la complejidad de procesos independentistas, cada vez más escasos en la escena internacional. Pasadas ya las épocas territorialmente convulsas tras la caída de la Unión Soviética y la división en los Balcanes, apenas un puñado de países han logrado su independencia en la última década.
Lo han hecho con métodos distintos y, en ocasiones, sin el acuerdo de gobiernos afectados o comunidad internacional. Así, por ejemplo, el caso de Sudán del Sur, que surgió previo pacto con Sudán, se contrapone al de Kosovo, basado en una declaración unilateral de independencia sin acuerdo con Serbia.
SUDÁN DEL SUR
Sudán del Sur es, a día de hoy, el país más joven del mundo. En julio de 2011 consumó una independencia que tuvo como base el acuerdo de paz firmado con Sudán en 2005. Este pacto supuso el final de un conflicto de guerrillas que duró más de dos décadas y dejó tras de sí 1,5 millones de muertos.
Tal como contemplaba el acuerdo de paz, los sursudaneses decidieron sobre su futuro en referéndum. En enero de 2011, se pronunciaron con abrumadora mayoría --casi el 99 por ciento-- a favor de la secesión y el 9 de julio de ese año se consumó la independencia de las diez provincias más al sur del antiguo Sudán unificado.
En términos territoriales, Sudán del Sur y Sudán aún tienen que resolver el futuro de la región de Abyei, situada en la frontera y que debe pronunciarse en referéndum sobre a cuál de los dos países quiere adherirse definitivamente.
KOSOVO
Una independencia cuyas heridas aún siguen abiertas es la de Kosovo, que en febrero de 2008 proclamó su independencia de Serbia a través de una resolución parlamentaria, de forma unilateral y sin acuerdo previo con Belgrado.
La provincia culminaba así unas aspiraciones que se remontan décadas atrás y que en 1990 ya llevaron a una declaración fallida de independencia. Los episodios más convulsos se vivieron, no obstante, años después, con una cruenta guerra que dejó Kosovo, desde 1999, en manos de la ONU y la OTAN.
Serbia llevó la polémica independencia kosovar ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), aunque dicho tribunal resolvió en 2008 que la declaración unilateral no incumplía el Derecho Internacional ni la resolución de la ONU que autorizó la presencia internacional en Kosovo.
En los últimos años, las tensiones se han ido suavizando y Belgrado y Pristina pactaron en abril de 2013 avanzar hacia una normalización de las relaciones que aún hoy sigue fraguándose. Actualmente más de un centenar de Estados miembros de la ONU han reconocido a Kosovo como país independiente, si bien España no figura entre ellos.
MONTENEGRO
Antes de Kosovo, Serbia ya había vivido otra división en el año 2006, cuando los montenegrinos dijeron 'sí' a la independencia en referéndum.
En este caso, la consulta tenía como base la Constitución aprobada en 2003 en la entonces Unión de Serbia y Montenegro --heredera de la desaparecida Yugoslavia--, que ya planteaba la posibilidad de que los montenegrinos pudiesen pronunciarse sobre la independencia.
Montenegro, que tras la creación de Yugoslavia rechazó abrumadoramente constituirse al margen, convocó para mayo de 2006 un nuevo plebiscito con marcados requisitos.
Para que la consulta fuese válida, debía contar con una participación superior al 50 por ciento --fue de más del 86 por ciento-- y los votos a favor debían superar el 55 por ciento --un límite franqueado únicamente por cuatro décimas--. El 'sí' se hizo efectivo a principios de junio, cuando Montenegro pasó a ser oficialmente país independiente.
ABJAZIA Y OSETIA DEL SUR
Al margen de independencias completas, existen territorios que viven en una especie de limbo político y cuya soberanía se disputan o se recriminan países vecinos, como ocurre con Nagorno Karabaj --territorio azerí independiente 'de facto' y apoyado por Armenia-- o Transnistria, que en 1990 proclamó unilateralmente una secesión no reconocida por Moldavia ni por prácticamente ningún país del mundo.
Sin embargo, el caso más conflictivo de este tipo es el de Abjazia y Osetia del Sur, dos regiones teóricamente georgianas que vieron en 2008 cómo sus reivindicaciones separatistas recibían el respaldo explícito de Rusia. Moscú reconoció entonces a Abjazia y Osetia del Sur como Estados independientes y dio inicio a un conflicto bélico de apenas unas semanas que aún sigue abierto en términos políticos.
CRIMEA
La disputa territorial internacional más reciente es la de la península de Crimea y la ciudad de Sebastopol, que en marzo de este año se pronunciaron en referéndum a favor de su independencia y de su posterior integración en la Federación Rusa. Con Moscú como principal valedor, las autoridades de la península consumaron un trasvase que les ha dejado 'de facto' en manos rusas.
La consulta, que no contaba con el visto bueno del Gobierno central ucraniano y fue duramente criticada desde Estados Unidos y la Unión Europea, concluyó con más de un 96 por ciento de votos favorables a la anexión a Rusia. El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el 17 de marzo, un día después del referéndum, un decreto por el que reconocía la independencia de Crimea.