MADRID, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de India ha comenzado a deportar a Birmania a más de 150 refugiados rohingya detenidos en el estado de Jammu y Cachemira, al norte del país.
Los refugiados han sido identificados y llevados a un centro de detención improvisado en la cárcel de Hira Nagaar, en Jammu, en el marco de una campaña de las autoridades indias para detectar a extranjeros que viven en la zona de forma irregular, según informa CNN.
Los rohingya que habitan en este estado han mostrado su preocupación por las deportaciones. "Regresaremos cuando la paz regrese a nuestro país", han manifestado.
"Hemos iniciado el proceso de deportación de estos refugiados", ha confirmado un funcionario involucrado en el proceso promovido por el gobierno nacionalista hindú del primer ministro, Narenda Modi, que ve a la comunidad rohingya como inmigrantes ilegales y un riesgo para la seguridad del país.
Por ello, Modi ha ordenado que miles de ellos que habitan en asentamientos improvisados sean identificados para después ser deportados a Birmania, donde esta minoría musulmana ha visto violados sus derechos.
El portavoz de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, ha recordado este lunes que "los refugiados nunca deben ser devueltos contra su voluntad al lugar de donde vienen".
Así ha respondido Dujarric al ser cuestionado por estas deportaciones de la que, por el momento, no ha podido dar más información, si bien ha dejado clara la posición de la ONU.
India es uno de los países que más miembros de esta etnia acoge, si bien el grueso de refugiados se encuentra en Bangladesh, en campamentos como el de Cox's Bazar, al que huyeron más de 700.000 rohingyas tras la ola represiva lanzada por el Ejército de Birmania en agosto de 2017. Esta zona ha llegado a albergar a más de un millón de refugiados, algunos de ellos han sido recientemente reubicados.
Investigadores de Naciones Unidas concluyeron en 2018 que la campaña militar en el estado birmano de Rajine, donde se concentraban, tuvo intención genocida atendiendo, entre otras razones, al lenguaje utilizado por las autoridades, la existencia de planes y políticas discriminatorias y de destrucción y la brutalidad de la campaña militar.
Birmania les considera descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh y no les reconoce como ciudadanos, privándoles con ello de derechos básicos.