MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) han llegado este martes a Quito como parte de la movilización que han emprendido desde distintos puntos del país para conseguir que el Gobierno de Lenín Moreno dé marcha atrás en la subida del precio del combustible, una de las medidas más polémicas de la reforma económica que ha ideado y que ha desatado una crisis política.
La CONAIE, la principal organización indígena de Ecuador, ha convocado a las comunidades nativas de todo el país a marchar hacia Quito para celebrar el miércoles una gran manifestación en la que espera reunir a 20.000 personas.
"Desde hoy ya está activado y seguiremos", ha dicho el presidente de la CONAIE, Jaime Vargas, sobre el movimiento indígena, en declaraciones a la prensa a su llegada a la capital ecuatoriana, según informa el diario local 'El Comercio'.
"Primera noche de nuestros hermanos en Quito, recargando fuerzas después de la llegada victoriosa a la capital, recibieron grandes muestras de apoyo y solidaridad de la ciudadanía quiteña. Hoy arranca el sexto día de movilización", ha anunciado la CONAIE en Twitter.
Vargas ha aprovechado para rechazar cualquier vínculo de la CONAIE con los disturbios. "Que me demuestren que un indígena o los dirigentes (de la CONAIE) están saqueando, que nos demuestren", ha retado.
La CONAIE ya ha emitido un comunicado en el que condena la violencia y llama a los suyos a protestar pacíficamente, al tiempo que se ha desmarcado de "la plataforma golpista del 'correísmo'", en alusión al ex presidente Rafael Correa y sus seguidores, a los que ha acusado de "aprovecharse" de la lucha indígena.
ESTADO DE EXCEPCIÓN
Las protestas contra Moreno arrancaron el pasado jueves contra la retirada del subsidio al combustible, que forma parte del conocido ya como "paquetazo", el plan de ajuste exigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En estos días, una persona ha muerto, decenas han resultado heridas, entre ellas una grave, y más de 500 han sido detenidas, la mayoría por "actos vandálicos", a causa de los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Moreno ha declarado el estado de excepción, que en un principio estaba pensado para 60 días, si bien el Tribunal Constitucional lo ha reducido a 30, ha trasladado el Gobierno de Quito a Guayaquil y ha suspendido las clases en todo el país.
Ecuador ha amanecido este martes preparado para nuevas protestas. Instituciones como la Fiscalía o la Procuraduría han enviado a sus trabajadores a casa, mientras que las autoridades municipales de Quito, Guayaquil o Pichincha han suspendido todos los actos públicos. El Palacio de Carondelet, sede del Gobierno, permanece fuertemente custodiado por las Fuerzas Armadas.
En plena escalada de tensión, Moreno ha ofrecido diálogo a los manifestantes, aunque aclarando que no anulará el decreto ejecutivo que elimina el subsidio a las gasolina y al diésel, y ha pedido la mediación de la ONU para favorecer "el retorno a la paz social y entendimientos dentro del país".