MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades de Indonesia podrían llevar a cabo la siguiente ronda de ejecuciones esta semana, después de que varias informaciones apuntaran a que una de las condenadas por narcotráfico, Merry Utami, fuera trasladada de la prisión de Tangerang, en Banten, a la isla de Nusakambangan, donde normalmente se llevan a cabo las ejecuciones.
Yakarta anunció el pasado mes de mayo que ya estaba preparando la siguiente ronda de ejecuciones, y a principios de este mes informó de que la aplicación de las mismas tendría lugar una vez que finalizara el mes sagrado del Ramadán, si bien no se dio una fecha exacta.
Según el coordinador de prisiones de Cilacap, Abdul Aris, este domingo Utami fue trasladada a una celda de aislamiento en Nusakambangan, tal y como recoge la agencia de noticias Antara, si bien no ha podido explicar la razón del traslado a la condenada a muerte.
Utami, condenada a la pena capital en 2003 tras ser detenida con más de un kilo de heroína en el aeropuerto internacional de Soekarno-Hatta, de la capital, fue transportada en torno a las 04.30 de la madrugada, escoltada por varios miembros de la brigada móvil de la Policía, según ha informado el 'Jakarta Globe'.
Aunque no hay confirmación oficial, es conocido que a los presos en el corredor de la muerte se los traslada a esta isla para estar un período en aislamiento antes de ser ejecutados. Tras su llegada, normalmente se les ofrece un guía espiritual durante unos días, mientras el Gobierno cumple sus últimos deseos.
Yakarta tiene previsto ejecutar a 18 condenados por delitos vinculados al tráfico de drogas este año, y a otros 30 el próximo año, según los datos ofrecidos por el fiscal general, H.H. Prasetyo, el mes pasado. En 2015, Indonesia ejecutó a 14 condenados, incluidos ciudadanos de Australia, Brasil, Países Bajos y Nigeria, a pesar de las peticiones de arios Gobiernos extranjeros, organizaciones y activistas internacionales, para que detuvieran las ejecuciones.
El año pasado sólo una presa, Mary Jane Veloso, recibió un indulto de última hora. Tuvo lugar después de que Manila pidiera la detención de su ejecución al entregarse a la Policía la persona a la que Veloso acusaba de haber metido drogas en su equipaje.