MADRID 3 Abr. (EUROPA PRESS) -
El influyente clérigo chií iraquí Muqtada al Sadr, que anunció en febrero su retirada de la política, ha solicitado este miércoles al primer ministro, Nuri al Maliki, que no busque su reelección para un tercer mandato.
En unas declaraciones formuladas desde la localidad de Nayaf, Al Sadr ha pedido Al Maliki que "ceda al pueblo su tercer mandato" y ha recalcado que no conseguirá la victoria sin el apoyo del Bloque Sadr, que él encabezaba hasta el mes de febrero.
Asimismo, ha sostenido que los círculos religiosos no interferirán en las elecciones, si bien ha recalcado que "no quieren un tercer mandato de Al Maliki", según ha informado la agencia de noticias Aswat al Iraq.
Tras su retirada de la política, el clérigo tildó de "tirano" al primer ministro y le acusó de encabezar un Gobierno "corrupto". "Irak está gobernador por lobos sedientos de sangre y almas que sólo buscan dinero, dejando a su pueblo en la agonía y el miedo", dijo.
Pese a ello, solicitó a los iraquíes que participen en las próximas elecciones. "Debemos participar en los comicios para evitar que el Gobierno caiga en manos de gente deshonesta", agregó.
Al Sadr, cuyas milicias tuvieron en jaque al Ejército estadounidense durante las fases más cruentas de la guerra de Irak, es el líder de facto de la Ciudad de Sadr en Bagdad y está al frente del Ejército del Mahdi, brazo armado del Bloque Sadr.
Es, junto a Alí al Sistani y Ammar al Hakim, uno de las figuras religiosas y políticas más influyentes del país sin ocupar ningún cargo gubernamental. El clérigo consiguió popularidad tras la caída del Gobierno del expresidente Sadam Hussein tras la invasión de 2003, cuando abogó por la creación de una "democrática islámica".
El Ejército del Mahdi, que adquirió especial prominencia durante la primavera de 2004, uno de las fases álgidas de la guerra, que dejó más de 2.000 muertos, entre guerrilleros y soldados estadounidenses.
El clérigo terminó dictando en 2007 un alto el fuego provisional que culminó en el desarme de la mayoría de sus milicianos y el inicio de su entrada definitiva en la política iraquí conforme Estados Unidos ratificaba sus intenciones de retirar a sus tropas del país.
Por su parte, el Bloque Sadr estableció sus propios tribunales religiosos, ha puesto en marcha servicios sociales, y ha abierto cárceles en las zonas bajo su control.
La base de su apoyo son los integrantes de la comunidad chií más desfavorecidos, si bien cuenta con un importante respaldo entre la comunidad suní por su imagen como resistente a la ocupación extranjera.
La familia de Al Sadr es una de las más poderosas del país, y es el cuarto hijo del fallecido gran ayatolá Mohamed Sadeq al Sadr --ejecutado durante el régimen de Hussein--, uno de los clérigos más respetados de Irak.
INICIO DE LA CAMPAÑA
La campaña electoral de cara a los comicios generales que se celebrarán el 30 de abril en Irak arrancó el martes en el país en medio de la peor ola de violencia desde 2008 y con Al Maliki como principal candidato.
La Coalición del Estado de Derecho que encabeza el primer ministro es considerada como favorita en las elecciones, si bien se espera que ningún bloque consiga hacerse con la mayoría de los 328 escaños del Parlamento.
El proceso se vio amenazado la semana pasada después de que los miembros de la Alta Comisión Electoral Independiente de Irak (IHEC) anunciaran su dimisión en bloque denunciando injerencias, si bien poco después dieron marcha atrás y retiraron sus renuncias.
La IHEC denunció que se siente víctima del "conflicto" entre el Parlamento y la judicatura a raíz de la exclusión de varios de los candidatos para la votación del 30 de abril. El organismo aseguró en un comunicado que sufre "intensas presiones".
El origen de la disputa entre el Parlamento y los jueces reside en un artículo de la ley electoral que permite la exclusión de los candidatos de "mala reputación". La oposición al actual primer ministro le acusa de utilizar esta cláusula para deshacerse de rivales y tratar de lograr un tercer mandato.
Entre los descalificados por el panel judicial están el exministro de Finanzas Rafa al Issawi y otros parlamentarios opositores, debido a que existen órdenes de arresto contra ellos. Sin embargo, el Parlamento sostiene que los candidatos no han de ser excluidos a menos que hayan sido condenados.
Por el momento no está claro si los comicios se celebrarán en la provincia de Anbar (oeste), la más grande del país, a causa de los enfrentamientos entre el Ejército y el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS).
El grupo, surgido tras la unificación de Al Qaeda en Irak y varias brigadas extremistas sirias, se hizo el 1 de enero con el control de las localidades iraquíes Faluya y Ramadi, y desde entonces las fuerzas de seguridad y algunas tribus suníes combaten para expulsarlo de las mismas.
A principios de marzo, Al Maliki acusó abiertamente a Arabia Saudi y Qatar durante una entrevista a una televisión francesa de "incitar y fomentar los movimientos terroristas" y apoyarlos tanto con dinero como con armamento. Arabia Saudí ha rechazado las acusaciones, pero Qatar todavía no se ha pronunciado.