Descarta volver a la política colombiana a corto plazo y prefiere centrarse en la pedagogía de la paz
MADRID, 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
Ingrid Betancourt, ex candidata presidencial que pasó seis años y medio secuestrada por la guerrilla, confía en que "la actividad política" de las Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia (FARC), una vez firmada la ansiada paz, sirva para "transformar" al país en uno del "primer mundo".
"Veo a las FARC haciendo política en Colombia y me parece que va a ser un momento extraordinario", ha dicho Betancourt en una entrevista concedida a Europa Press durante su breve estancia en España para asistir a la Management & Business Summit (MABS) 2016, organizada por Atresmedia.
"Yo espero que la actividad política de las FARC ayude a transformar a Colombia en un país del primer mundo, y cuando hablo del primer mundo es en el sentido espiritual, es decir, un país donde cada colombiano que nazca tenga oportunidades para crecer y desarrollarse en todas sus capacidades humanas", ha explicado.
Betancourt ha recordado que el país ya ha vivido situaciones similares. En concreto, ha señalado al proceso de paz con el M19, "donde vimos guerrilleros que se hicieron políticos" y que hoy "son líderes extraordinarios que han transformado Colombia de manera profunda", como el ex alcalde de Bogotá Gustavo Petro.
Sin embargo, ha reconocido que "va a ser difícil" porque no solo dependerá de los guerrilleros que dejen las armas, sino de la acogida real que les dé la sociedad colombiana, más allá de lo formalizado en los acuerdos de La Habana.
"Va a tener que haber una reingeniería social" porque "las cualidades que los colombianos hemos desarrollado como sociedad son cualidades para la guerra y ahora nos toca cambiar, cambiar nuestra ideosincrasia", teniendo en cuenta que "las cualidades para la paz son más difíciles, más exigentes moral y éticamente, que las cualidades para la guerra".
"Que no haya reincidencia en la violencia" no depende solo de que los ex guerrilleros no retomen las armas, bien en los rescoldos de las FARC, bien en las bandas criminales (bacrim), sino que "es una responsabilidad de todos los colombianos", ha sostenido. "Si esos muchachos entregan las armas y se les cierran las puertas o son señalados, obviamente estamos creando un caldo de cultivo", ha advertido.
Interrogada sobre la posibilidad de que parte de las FARC desconozca lo pactado con el Gobierno, Betancourt ha considerado que es mínima, a pesar de que pueda haber disidentes que quieran seguir con "el bandolerismo". "Yo creo que los jefes van a cumplir y eso le va a dar la posibilidad a muchos integrantes de la guerrilla de entrar en una Colombia diferente donde van a tener su espacio, van a poder realizarse, y depende de todos nosotros que no frustremos ese sueño", ha apostillado.
Se trata de lograr que "la paz sea un buen negocio para todos los colombianos: los que en este momento están en la guerrilla, los que fueron víctimas, los que nunca han conocido la guerra, los que piensan que la guerra les da más oportunidades que la paz". "Que todos en algún momento podamos ver que la paz nos trae algo mejor", ha afirmado.
LA PAZ CON EL ELN
Betancourt ha coincidido con el Gobierno en que la paz será con las FARC y con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) o no será completa, si bien ha expresado igualmente su "incertidumbre" sobre este proceso, que debía haber arrancado en mayo en Ecuador y aún aguarda en la línea de salida.
La líder colombiana ha llamado al ELN a hacer "una reflexión". "Sería un error que no participaran en esto, entre otras cosas, porque tendrían en esta última escena del proceso de paz para Colombia una importancia fundamental: con ellos se sella la paz definitivamente", ha destacado.
También les ha lanzado una advertencia: "si realmente tienen un proyecto revolucionario-político, este es el momento de hacer oír sus ideas porque ahora el país está listo para escuchar con generosidad, y puede que no se dé en el futuro".
Betancourt ha apostado por que el ELN, la segunda guerrilla colombiana, "logrará unificar posiciones en el interior para sentarse a negociar con el Gobierno" y afrontar así "este reto de la historia" que "pasa una sola vez".
JUSTICIA PARA LAS VÍCTIMAS
Por otro lado, ha puesto en valor el acuerdo de justicia transicional, que prevé la creación de tribunales especiales de paz encargados de juzgar los crímenes cometidos por todas las partes durante el conflicto armado y sanciones que van desde restricciones a la libertad de movimientos hasta la cárcel, en función de la verdad aportada.
"Yo creo que eso es justo (...) Los que puedan ser amnistiados, bienvenido, y para los que no, la generosidad de la justicia va a ir disminuyendo en la medida en que no haya generosidad por parte del criminal para confesar sus delitos", ha razonado.
Para Betancourt "no hay impunidad". "Lo que yo veo son personas que estaban haciendo la guerra y no fueron derrotadas (...) y que van a pagar cuando podrían seguir en su historia de guerra", ha subrayado. Esto es "extraordinario" porque "en el resto del mundo la paz se ha hecho amnistiando y aquí no".
Como víctima, se siente satisfecha con este acuerdo. "Nosotros sabemos lo que es la guerra, y la justicia para nosotros es que estos esquemas de violencia no se sigan reproduciendo. La mayor justicia para nosotros es la rendición de armas. Esa es la verdadera justicia", ha sentenciado.
PEDAGOGÍA DE LA PAZ
Frente a todos estos desafíos, ha considerado clave hacer una pedagogía de lo acontecido en La Habana "para que la paz sea comprendida y valorada por los colombianos y en el exterior", papel que ella ha elegido por un "compromiso personal".
"Lo que estoy haciendo --expresar muy sinceramente las razones por las que creo que esto es bueno para Colombia-- ayuda a cambiar opiniones", incluidas las de "líderes que están opinando fuertemente en contra del proceso de paz", como el ex presidente Álvaro Uribe.
Para Betancourt esta confrontación de ideas es "muy importante". "Si nosotros no hubiéramos tenido las críticas de Álvaro Uribe, no habríamos tenido un acuerdo de paz de la calidad de lo que se va a firmar", ha apuntado. "Se ha creado un diálogo real entre los colombianos", ha celebrado.
REGRESO A COLOMBIA
La relevancia que Betancourt concede ahora mismo a este rol la lleva a descartar una vuelta inmediata a la arena política. "No me veo haciendo política otra vez en Colombia, pero el hecho de que no me vea hoy no quiere decir que no me vea mañana", ha indicado.
"Todo depende de las situaciones, del contexto", y reconoce que hoy se siente "mucho más fuerte para entrar en discusiones polémicas" que cuando salió de la selva, pero todavía no es el momento. Por ahora, prefiere centrarse en sus estudios en Oxford.
La vuelta definitiva a Colombia, donde ha estado recientemente por primera vez desde que fue liberada, en 2008, también se hará esperar. "Me tomó años encontrar mi equilibrio (...) Fue un largo camino porque las secuelas del secuestro fueron muy fuertes", ha contado.
"De pronto, no sé. No digo que no, pero tampoco digo que sí. Vamos a ver qué nos depara el destino", ha dicho. En cualquier caso, espera regresar a una Colombia con "una paz estable y duradera", a un país "donde todo el mundo pueda hablarse sin tener que matarse".