Inmigrantes en la frontera entre Grecia y Macedonia
Foto: OGNEN TEOFILOVSKI / REUTERS
  
Actualizado: jueves, 20 agosto 2015 13:38

GEVGELIJA (MACEDONIA), 20 Ago. (Reuters/EP) -  

   Más de 1.000 inmigrantes y refugiados están reunidos en una polvorienta tierra de nadie entre Macedonia y Grecia, contenidos por la Policía macedonia que se ha visto superada por la peligrosa presión sobre una cercana estación ferroviaria por parte de los llegados para conseguir un tren que les lleve hacia el norte con destino a Serbia.

   La Policía permite periódicamente a pequeños grupos unirse a los alrededor de otros 1.000 refugiados e inmigrantes que permanecen en la otrora adormecida estación de tren de Gevgelija, irreconocible desde la llegada de inmigrantes y refugiados procedentes de Oriente Próximo, África y Asia, muchos de los cuales intentan llegar hasta la Unión Europea.

   En la estación, las familias duermen a la intemperie, antes de correr y empujarse para subir a bordo de los pocos trenes que parten hacia Serbia, última parada antes de Hungría y del espacio sin fronteras de Schengen.

   Azuzada por las escenas de caos, de niños apelotonados y de hombres blandiendo palos, Macedonia ha enviado a policías antidisturbios a Gevgelija para intentar restaurar cierto orden.

Macedonia

   El Gobierno pidió este miércoles a los países vecinos que envíen vagones de tren para poder atender la demanda, pero el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha instado al Ejecutivo a hacer más, argumentando que debería destinar un lugar para acomodar de forma adecuada a los entre 1.500 y 2.000 inmigrantes y refugiados que llegan actualmente cada día, frente a los 200 al día en mayo.

NUEVAS LLEGADAS DESDE GRECIA

   El problema podría empeorar con la posible llegada de miles más que están siendo evacuados en barco desde la isla griega de Kos hacia el continente después de que 21.000 personas arribaran a las costas griegas solo la semana pasada.

   Un barco de pasajeros, que ha funcionado como centro de acomodo y registro flotante para refugiados sirios desde el domingo, tiene previsto arribar este jueves en el puerto de Tesalónica, en el norte. No está claro si se les permitirá desembarcar, pero si se les autoriza, casi con toda seguridad se dirigirán a Gevgelija.

   "Dependiendo de cómo Grecia use los barcos para descongestionar las islas incrementará también temporalmente las llegadas aquí", destaca Alexandra Krause, responsable de protección de ACNUR en Skopje, la capital macedonia.

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   "El Gobierno (macedonio) necesita suministrar un lugar apto para acoger las llegadas de forma adecuada y para garantizar suficiente asistencia", ha subrayado, en declaraciones a Reuters.

   El único lugar que actualmente se está usando es la comisaría local de Policía, donde según Krause ACNUR ha construido algún cobijo con capacidad para unas 165 personas. Krause ha indicado que la Cruz Roja tiene acceso a los inmigrantes y refugiados en la zona de la frontera, pero ha advertido de que se avecina mal tiempo.

CENTRO DE ACOGIDA EN BELGRADO

   En Serbia, el primer ministro conservador Aleksandar Vucic ha dicho que las autoridades abrirán un refugio temporal en la capital, Belgrado, para acoger a inmigrantes y refugiados que actualmente están acampados en un parte junto a la principal estación de tren, antes de continuar hacia el norte hasta Hungría.

   "Haremos todo lo posible por vosotros, para que estéis seguros como en vuestra propia casa y siempre seréis bienvenidos en nuestro país", aseguró Vucic a los inmigrantes este miércoles al anunciar el nuevo centro de acogida, según la agencia Tanjug.

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   "Teniendo en cuenta que se avecinan días de frío, se construirá un centro temporal de recepción, probablemente detrás del Hotel Nacional junto a la autovía", explicó, descartando que los inmigrantes que llegan de Siria o Afganistán sean "un gran problema". "Nosotros les damos la bienvenida en Serbia", dijo. "Estoy orgulloso de que Serbia sea el mejor refugio y el mejor lugar en su camino hacia la UE", añadió.

   Por su parte, Hungría está construyendo una valla para mantenerles fuera de su territorio, enfadando a Serbia, que teme convertirse en el último cuello de botella en una crisis que está poniendo en peligro la unidad europea.

   En la tierra de nadie entre Macedonia y Grecia, la gente se calienta junto a pequeños fuegos mientras los niños juegan entre la maleza cerca de una piedra blanca en la que se puede leer RFSY, el acrónimo de la República Federativa Socialista de Yugoslavia de la que formó parte Macedonia.

   "Mi mujer está embarazada de ocho meses", cuenta Hassam Alali, que dice proceder de la devastada ciudad siria de Alepo. "Es duro estar aquí, no podemos dormir, no podemos comer", explica.

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