Archivo - Imagen de archivo de la presidenta de Moldavia, Maia Sandu. - Europa Press/Contacto/Bernd Elmenthaler - Archivo
Moldavia niega las acusaciones y denuncia las ambiciones de Rusia de "desestabilizar" la situación en el país
MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
El Servicio de Inteligencia de Rusia ha acusado este lunes a la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, de buscar una guerra por la región separatista de Transnistria y ha alertado de que "nadie puede garantizar" la seguridad en la zona.
Así lo han sostenido fuentes de Inteligencia rusas después de que Sandu instara a poner en marcha una operación militar para tomar el control de Transnistria y un plan para retirar al contingente de paz desplegado en la zona por Rusia.
"Muchos se preguntan cuánto soportará el pueblo moldavo los experimentos de la rumana Sandu, muchos de los cuales recuerdan los combates del 92 o se vieron involucrados en ellos", señala el Servicio de Inteligencia en declaraciones a medios rusos.
En este sentido, ha acusado a la presidenta moldava de exigir tomar "mediante la violencia la central termoeléctrica de Cuciurgan", ubicada en la región y que abastece de electricidad a la práctica totalidad del país. No obstante, dicha planta funciona gracias al gas que procede de Rusia a través de Ucrania.
Las autoridades ucranianas se han negado a prolongar el tránsito del gas a partir de enero, lo que podría dejar la central sin combustible y provocar una crisis a nivel interno. La Inteligencia rusa asegura que Sandu "evita debatir este asunto" con Kiev a pesar de su importancia.
Por su parte, el jefe de la administración presidencial moldava, Adrian Balutel, ha subrayado que el deseo de Chisináu es el de alcanzar "una solución pacífica" para las tensiones con Transnistria y que en ningún caso considera "la opción de la acción militar". "El paso principal para solución el problema es la retirada completa de las tropas rusas que se encuentran ilegalmente en el territorio de Moldavia", ha aseverado Balutel.
"La histeria anti-Moldavia observada en los últimos días en Tiraspol, así como los intentos de Moscú y sus aliados a ambos lados del (río) Dniéster de culpar al gobierno de Chisináu de una posible crisis energética y humanitaria en las regiones orientales del país, confirman la hipótesis", ha añadido el funcionario moldavo, que denuncia las pretensiones rusas de "desestabilizar la situación".
Respecto a la situación del suministro de gas, Balutel ha subrayado que existe "un acuerdo" entre Moldovagaz y Gazprom que garantiza el abastecimiento de gas "independientemente de las rutas de tránsito", con lo que los problemas de suministro se deben en todo momento a que "Gazprom no ha cumplido con sus obligaciones", según se desprende de unas declaraciones recogidas por el portal de noticias moldavo Newsmaker.
CRISIS MOLDAVA
Los resultados de las elecciones presidenciales de octubre en Moldavia y el referéndum sobre la reforma constitucional con la que el Gobierno buscaba blindar la senda hacia la adhesión a la Unión Europea arrojan nuevos datos sobre un país fuertemente dividido bajo la creciente influencia de Rusia, que ha visto cómo Chisináu se ha ido acercando a Bruselas a medida que avanza la invasión de Ucrania.
El país del este de Europa, que cuenta con apenas 2,5 millones de habitantes y una región separatista prorrusa, ha atravesado altibajos en sus relaciones con Moscú en numerosas ocasiones desde la Guerra Fría. Si bien la política moldava ha concentrado sus esfuerzos en torno a ideas más occidentales desde que la actual presidenta llegó al poder en 2020, Rusia sigue manteniendo más de un millar de efectivos en Transnistria y trata de mantener su influencia en la zona.
Esta región, gobernada desde hace décadas por líderes independentistas, supone una dolor de cabeza para el Gobierno moldavo. La zona ha sido utilizada en mayor medida por Rusia para ejercer presión sobre el Gobierno de Moldavia, especialmente durante los últimos dos años y aprovechando que muchos moldavos siguen mirando a Moscú con buenos ojos.