MADRID, 17 May. (EUROPA PRESS) -
La Asamblea Nacional de República Democrática del Congo (RDC) ha investido este martes a los miembros del Gobierno que encabeza Bruno Tshibala, en una sesión en la que los parlamentarios de la principal coalición opositora han usado silbatos para protestar contra el acto.
Los diputados han aprobado el programa de gobierno después de que Tshibala presentara las líneas principales de actuación de su Ejecutivo, según ha informado la emisora local Radio Okapi.
Tshibala ha recalcado que las prioridades son organizar elecciones en el plazo acordado, estabilizar y relanzar la economía nacional, mejorar las condiciones de vida de la población y garantizar la seguridad de las personas y sus bienes.
La semana pasada, el secretario general de la opositora Unión para la Democracia y el Progreso Social (UDSP), Jean-Marc Kabund, resaltó que el nuevo Gobierno "no tiene ningún crédito, ni a nivel nacional ni internacional".
Así, recalcó que el presidente, Joseph Kabila, "no tiene ninguna intención de organizar elecciones en el país", denunciando nuevamente una violación por parte de las autoridades del citado acuerdo del 31 de diciembre.
Kabila nombró a Tshibala como primer ministro --a pesar del rechazo de la principal coalición opositora--, tras lo que éste nombró recientemente la integración de su Gobierno, aumentando las tensiones en el país.
Estaba previsto que el histórico líder opositor Etienne Tshisekedi encabezara el consejo de transición para supervisar la salida de Kabila del poder para finales de este año en virtud al acuerdo alcanzado con la oposición el 31 de diciembre de 2016, pero su fallecimiento en febrero supuso un duro golpe para la oposición.
Tshisekedi fundó la UDSP en 1982, creando la primera formación opositora organizada bajo el régimen de partido único de Mobotu Sese Seko. Muchos le admiraban por haberse mantenido fuera del poder en un país en el que muchos opositores han entrado y salido del gobierno durante décadas.
El país africano no ha experimentado nunca una transición pacífica de poder y la negativa de Kabila a dimitir cuando terminó su mandato en diciembre ha hecho temer que el país pueda volver a sumirse de nuevo en una guerra civil.