DUBÁI 25 Dic. (Reuters/EP) -
El Tribunal Supremo de Irán ha decidido mantener la pena de muerte contra Ahmadreza Djalali, un doctor iraní que trabajaba para un instituto médico sueco y que ha sido sentenciado por espiar para el Mossad, el servicio de Inteligencia israelí.
Djalali, médico y profeso en el Instituto Karolinksa, con sede en Estocolmo, fue condenado bajo la acusación de que había proporcionado información a Israel que facilitó el asesinato de varios científicos nucleares. El médico fue arrestado en Irán en abril de 2016 y, posteriormente, fue condenado por espionaje. Djalali siempre ha negado los cargos en su contra, según cuenta la organización de defensa de los Derechos Humanos Amnistía Internacional.
Entre 2010 y 2012, cuatro científicos fueron asesinados en lo que el Gobierno iraní ha definido como asesinatos destinados a sabotear el desarrollo de su programa atómico. Las potencias occidentales acusaban a Irán de estar desarrollando una bomba atómica, algo que Teherán siempre ha negado.
El régimen iraní ejecutó en la horca en 2012 a un hombre acusado por los asesinatos de los científicos y entonces aseguró que era un agente del Mossad.
Este lunes, el fiscal de Teherán, Abbas Jafari Dolatabadi, ha contado que el Tribunal Supremo ha decidido mantener la pena capital contra Djalali, según informa el portal de noticias del sistema judicial iraní, Mizan.
Dolatabadi ha señalado que Djalali ha confesado en varias ocasiones que entregó a agentes del Mossad información sobre los planes y el personal del programa nuclear iraní y que ayudó a infectar los ordenadores del sistema informático del Ministerio de Defensa con varios virus.
Amnistía Internacional y la mujer de Djalali anunciaron en diciembre que sus abogados habían contado que el Supremo había decidido mantener la pena capital para el médico. La cadena de televisión estatal iraní mostró la semana pasada lo que definió como la confesión de Djalali. Su mujer ha denunciado que su marido ha sido obligado a leer la confesión por sus interrogadores.
Djalali estaba de viaje de negocios en Irán cuando fue arrestado y fue llevado a la prisión de Evin. Permaneció tres meses confinado en solitario y, según denuncia Amnistía Internacional, fue torturado.