Archivo - Soldados de Israel durante una protesta contra una decisión del Supremo para desalojar ocho comunidades palestinas en Masafer Yata, en Cisjordania - Mamoun Wazwaz/APA Images via ZUM / DPA - Archivo
Activistas y familiares de secuestrados por Hamás han bloqueado desde hace días la entrega de ayuda a Gaza
MADRID, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Ejército de Israel ha declarado este miércoles la instauración de una zona militar cerrada en los alrededores del puesto fronterizo de Nitzana ante las protestas registradas durante los últimos días en la zona para impedir la entrega de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
El comandante del Mando Sur del Ejército israelí, Yaron Finkelman, ha firmado una orden expandiendo el área militar cerrada en el puesto, en la frontera con Egipto, y la Ruta 211, con lo que los civiles no podrán acceder a estas zonas.
El comunicado ha sido publicado por el Ejército a través de su página web, tras varios días en los que activistas israelíes, incluidos familiares de algunos de los secuestrados por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) durante sus ataques del 7 de octubre, han bloqueado en varias protestas la entrega de ayuda a Gaza.
Los activistas y familiares de los rehenes bloquearon en un primer momento el paso de Kerem Shalom, en la frontera con la Franja, tras lo que Israel lo declaró como una zona militar cerrada. Tras ello, se desplazaron al paso de Nitzana, donde la ayuda que llega desde Egipto es inspeccionada antes de entrar en el enclave a través del paso de Rafá.
Durante las últimas semanas ha habido diversas protestas contra la gestión del conflicto por parte del Gobierno de Israel, encabezado por Benajmin Netanyahu, y para reclamar un acuerdo para la liberación de los cerca de 130 rehenes que siguen en manos de Hamás en la Franja de Gaza.
El Ejército de Israel lanzó su ofensiva contra Gaza tras los ataques de Hamás, que dejaron cerca de 1.200 muertos y unos 240 secuestrados. Las autoridades gazatíes, controladas por el grupo islamista, han denunciado cerca de 27.000 muertos, a los que se suman más de 365 en Cisjordania y Jerusalén Este en operaciones de las fuerzas de seguridad y por ataques ejecutados por colonos.