ALTOS DEL GOLÁN 24 Ene. (Reuters/EP) -
Más de 2.600 heridos de la guerra en la vecina Siria han recibido tratamiento médico de las Fuerzas de Defensa de Israel en los Altos del Golán, una zona ocupada por las autoridades israelíes desde la guerra de los Seis Días, en 1967.
Los heridos en el conflicto en el país vecino llegan a puntos concretos de la frontera de Siria con Israel, en los Altos del Golán, para recibir tratamiento médico por parte de las Fuerzas de Defensa israelíes.
Los militares israelíes que vigilan la zona avistan a los heridos en la valla fronteriza y les hacen desplazarse a una zona más retirada hasta la que luego llegan los médicos militares, según han contado a Reuters mandos militares israelíes que operan en la zona.
El Gobierno de Israel se niega a aceptar a los refugiados que huyen del conflicto bélico en Siria, un país con el que técnicamente continúa en guerra, aunque ha permitido que más de 2.600 sirios reciban tratamiento médico.
En una fría noche de enero, se escuchan tiroteos y explosiones a una distancia cercana del lugar en el que los médicos militares israelíes tratan las heridas que sufren dos hombres sirios, uno de ellos herido en la cabeza.
"Estamos haciendo todo lo que podemos para salvar sus vidas, para estabilizarlos y evacuarlos a un hospital", relata el capitán Aviad Camisa, jefe adjunto médico de la Brigada del Golán, antes de que los médicos trasladaran a los hombres heridos en un ambulancia militar.
Mientras tanto, una familia siria compuesta por dos abuelos, una madre, un padre y un niño apoyado en un bastón pasa cerca de los militares israelíes antes de regresar a territorio sirio aprovechando la oscuridad de la noche.
"Algunas de las historias te revuelven tus emociones. Cuando los niños llegan, como padre, me conmueve personalmente", comenta el capitán Camisa. Millones de personas han huido y cientos de miles han muerto en la guerra en Siria, un conflicto todavía lejos de resolverse. El camino hacia Israel desde Siria está lleno de riesgos.
Los que han hablado con Reuters en el centro médico Ziv en Safe, en el norte de Israel lo han hecho bajo la condición de no ser identificados ni grabados por el temor a sufrir represalias cuando vuelvan a su país.
Las Fuerzas de Defensa de Israel han facilitado el acceso al hospital, un gesto con el que podría intentar contrarrestar la imagen negativa que tienen en la mayor parte del mundo árabe. Un hombre con las piernas lesionadas por la metralla tras haber sobrevivido a un atentado con bomba que acabó con la vida de 23 personas en Siria cuenta que su paso por el hospital israelí le ha hecho cambiar su opinión.
"En el pasado, conocíamos a Israel como nuestro enemigo. Eso es lo que el régimen solía decirnos", explica. "Cuando llegamos a Israel nuestra opinión cambió, no hay enemistad entre nosotros", asegura. "Al final, hemos descubierto que nuestro régimen es el enemigo de todos nosotros", indica, en referencia al régimen que preside Bashar al Assad.
En una habitación cercana se sienta una niña siria de siete años, acompañada por su madre. Está herida por la metralla de un mortero que sufrió hace dos meses y tiene lesiones que ponen en riesgo su vida, con heridas en órganos internos y tres de sus cuatro extremidades gravemente dañadas.
"En las tres primeras semanas intentamos no preguntar mucho porque tenemos que se pongan más estresados", explica Issa Fares, un trabajador cristiano árabe israelí de este hospital, donde muchos de los empleados tienen como lengua materna el árabe.
El Gobierno de Israel no ha apoyado oficialmente a ninguno de los bandos en conflicto en Siria. Se opone a la presencia de fuerzas iraníes y del partido milicia chií libanés Hezbolá combatiendo con el régimen de Al Assad pero también ha mostrado su preocupación por los grupos islamistas que luchan contra el Gobierno de Damasco.