Policía italiana, Carabinieri en Italia
ALESSANDRO BIANCHI / REUTERS
Actualizado: domingo, 1 enero 2017 18:18

ROMA 1 Ene. (Reuters/EP) -

Las autoridades italianas están preparando un incremento de las deportaciones de extranjeros a los que se les haya denegado el derecho de asilo y abrirá nuevos centros de detención para su internamiento y con vistas a su expulsión, según una nueva directiva suscrita por el jefe de la Policía, Franco Gabrielli.

El documento, remitido a las comisarías de todo el país el pasado viernes, ordena un incremento de las medidas para identificar y deportar a extranjeros y pide "acciones extraordinarias" ante la "creciente presión migratoria en un contexto internacional marcado por la inestabilidad y las amenazas", para "controlar y apartar a los extranjeros irregulares".

La directiva ha sido emitida apenas una semana después de que fuera abatido en Milán, Italia, Anis Amri, identificado como el responsable del reciente ataque contra un mercado navideño de Berlín en el que murieron atropelladas por un camión doce personas, incluida una ciudadana italiana.

El ministro del Interior, Marco Minniti, ha decidido ya la apertura de varios centros de detención nuevos en los que permanecerían los inmigrantes antes de su expulsión, según ha informado una fuente ministerial.

El endurecimiento de la posición sobre inmigración es el primer gran cambio político del Gobierno del primer ministro, Paolo Gentiloni, que asumió el cargo a mediados de diciembre, y se produce tras un año récord de llegada de inmigrantes por mar. Las modificaciones aparecieron el sábado en las portadas de los principales periódicos transalpinos.

El tunecino Amri llegó a Italia por barco en 2011. Italia intentó sin éxito deportarle a Túnez. Luego fue liberado de un centro de detención y se le ordenó abandonar el país en 2015.

En la actualidad funcionan en Italia cuatro centros de detención para la deportación con unas 360 camas. El Ministerio del Interior pretende abrir unos 16 más con al menos 1.000 camas más, según la fuente. Aún así, sólo permitiría el internamiento de un pequeño porcentaje de los inmigrantes sin papeles que se estima que viven en Italia.

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