Archivo - Patrulla de la FINUL en el sur de Líbano - Europa Press/Contacto/Taher Abu Hamdan - Archivo
MADRID 10 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Italia ha tachado de "inaceptable" los ataques de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra instalaciones de la misión de la ONU en Líbano (FINUL), en una valoración de los últimos ataques que el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, ha trasladado a su homólogo israelí, Yoav Gallant, y a la ONU.
Crosetto ha hablado con Gallant y también se ha reunido en persona con el embajador de Israel en Roma para hacerle partícipe de esta "firme" protesta, después de que la FINUL confirmase que dos 'cascos azules' indonesios resultaron heridos por el impacto de un proyectil israelí en los cuarteles generales y otros dos incidentes en bases bajo control italiano.
El Gobierno de Giorgia Meloni ha sugerido que Israel estaría violando el Derecho Internacional y ha llamado a evitar "cualquier posible error" que pueda poner en riesgo tanto a los militares italianos como al resto de efectivos de la FINUL --España participa con más de 600 efectivos--.
"La seguridad de los soldados italianos desplegados en Líbano sigue siendo una prioridad absoluta para la primera ministra Giorgia Meloni, a la que mantengo constantemente informada y que sigue con gran atención la evolución de la situación", ha dicho Crosetto.
Irlanda, que también colabora en el despliegue, se ha mostrado "profundamente preocupada" por los últimos incidentes, en palabras de su primer ministro, Simon Harris, que ha apelado al carácter "sacrosanto" de los 'cascos azules'. "Sirven en nombre de la comunidad internacional en uno de los lugares más complicados del mundo", ha señalado en un comunicado.
En este sentido, Harris ha recordado que los efectivos de la FINUL "no son combatientes" y que, por tanto, "su papel debe ser respetado en todo momento", al margen del conflicto abierto entre Israel y el grupo chií libanés Hezbolá. Harris ha avanzado que estará "en estrecho contacto" con el secretario general de la ONU, António Guterres.