Una investigación del OCCRP desvela una red de corrupción sostenida con violencia
MADRID, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
El expresidente de Gambia Yahya Jamé habría orquestado el desfalco de cerca de mil millones de dólares (alrededor de 891 millones de euros) durante los 22 años que estuvo al frente del país africano, según una investigación publicada por el Proyecto de Denuncia de la Corrupción y el Crimen Organizado (OCCRP).
El organismo ha detallado en su informe, publicado esta semana, que el exmandatario "saqueó" los fondos del país en el marco de una "conspiración" que causó graves daños económicos en Gambia, especialmente teniendo en cuenta que su deuda externa es cerca de la mitad del total de fondos supuestamente robados por Jamé y su círculo cercano.
Jamé accedió al poder en 1994 tras un golpe de Estado incruento contra Dawda Jawara, quien en 1970 se había convertido en el primer presidente del país tras independizarse de Reino Unido cinco años antes, y lo abandonó en enero de 2017 tras ser derrotado en las urnas por el hasta entonces líder opositor Adama Barrow.
El expresidente aceptó en un primer momento su derrota, si bien posteriormente dio marcha atrás y se negó a reconocer los resultados. Finalmente, huyó a Guinea Ecuatorial ante la amenaza de los países regionales de intervenir militarmente para hacer respetar el veredicto de las urnas.
El OCCRP ha destacado en su investigación que, durante este periodo de tiempo, Jamé desarrolló una importante red para saquear diversas instituciones, entre ellas el Banco Central, las oficinas de la Seguridad Social y la principal empresa de telecomunicaciones, Gamtel, de propiedad estatal.
Así, ha detallado que Jamé estableció una importante red de cuentas privadas en el Banco Central y construyó una red de clientelismo mientras practicaba un poder sin cortapisas y recurría a la violencia en caso de encontrar oposición a sus planes.
El organismo ha resaltado que por el momento no se sabe cuánto dinero del total de fondos acabó en los bolsillos de Jamé, si bien Barrow habló en 2017 del robo de 4.000 millones de dalasis (unos 80 millones de euros) de las arcas públicas.
Sin embargo, el ministro de Justicia gambiano, Abubacarr Tambadou, desveló el viernes que la comisión de investigación establecida para esclarecer la escala de la malversación de fondos durante el mandato de Jamé ha elevado esta cifra hasta los 17.000 millones de dalasis (cerca de 340 millones de euros), aún así muy inferior a la facilitada por el OCCRP.
"Hemos expuesto la alarmante escala de la corrupción del expresidente y sus socios cercanos", señaló, antes de detallar que la investigación revela que las actividades de Jamé "llevan todas las huellas de criminalidad y blanqueo de dinero", según el portal local de noticias GambiaNews24.
Entre estos dispendios, el OCCRP ha indicado que el exmandatario construyó en su palacio en Kanilai una mezquita privada, un campo de entrenamiento para la guerra, y mantenía un pequeño zoológico con cebras, camellos y hienas, entre otros animales, pese a contar con un sueldo oficial de cerca de 6.000 dólares mensuales.
En este sentido, ha detallado en su informe que la mayoría de los fondos malversados procedían de Gamtel (363,9 millones de dólares) y de la venta ilegal de madera (325,5 millones de dólares), mientras que otros cien millones de dólares corresponderían a fondos y ayuda entregados por Taiwán después de que Gambia lo reconociera como Estado independiente en 1995.
Jeggan Grey-Johnson, activista gambiano y miembro del equipo de comunicaciones de la oficina para África de Open Society Foundation, ha señalado en declaraciones al OCCRP que Jamé "fue el peor de los dictadores, pero debido a que gobernaba un país de nadie, a nadie le importaba". "Gobernó el país como un sindicato del crimen organizado, ha denunciado.
IMPACTO ECONÓMICO SOBRE GAMBIA
Por todo ello, el estudio ha hecho hincapié en el impacto de este robo de fondos en las finanzas del pequeño país, cuya principal exportación son los cacahuetes y cuya deuda exterior asciende a los 489 millones de dólares (alrededor de 435 millones de euros).
Jamé logró ejercer un "control completo" sobre Gambia, según Fatou Camara, quien fue en dos ocasiones secretario de prensa del entonces presidente entre 2011 y 2013. "Todos los ministros tenían que esperarle antes de adoptar decisiones. Todo tenía que esperar a que la oficina del presidente estuviera conforme", ha explicado.
Así, Amadou Colley, quien fuera gobernador del Banco Central entre 2010 y 2017, señaló en su declaración ante la comisión nacional investigadora que Jamé y miembros de su círculo cercano presionaban de manera habitual al organismo, del que fueron desviados 71 millones de dólares a través de numerosas cuentas.
Entre los fondos saqueados figuraban varios vinculados a Gamtel, compañías mineras, tasas a la pesca e incluso algunos creados para oficinas ficticias, como las de la primera dama, que no existía cuando fue abierto el fondo a su nombre.
"Jamé gobernó el país como si fuera suyo", recalca William Gumede, economista y presidente de la organización sudafricana Democracy Works Foundation. "¿Quién puede cuestionarte cuando todo es considerado tuyo?", se pregunta.
Una prueba de ello fue la decisión del expresidente de celebrar en el país un concierto tributo a Michael Jackson tras su muerte en 2010 a pesar de que el país cuenta con un mal sistema sanitario, cuenta con escasos servicios básicos y tiene una red de carretera con sólo mil kilómetros asfaltados.
El OCCRP ha incidido además que entre las personas del círculo cercano de Jamé figuraba Mohamed Bazi, uno de los empresarios más ricos del país y al que el expresidente utilizaba como intermediario e incluido por Estados Unidos como financiador de Hezbolá.
El vínculo con el partido-milicia chií libanés se extiende a Alí Charara, otro empresario relacionado con Bazi y que hizo negocios en Gambia a través de acuerdos corruptos y el pago de sobornos a Jamé.
MÉTODOS VIOLENTOS
Para la aplicación de estas políticas de saqueo, Jamé se rodeó de numerosos cuerpos de seguridad, entre los que destaca en el imaginario colectivo el de los Jungulers, integrado por varias decenas de integrantes de la Guardia Presidencial que estuvieron detrás de desapariciones forzosas, torturas y ejecuciones --entre ellas las de decenas de migrantes y dos periodistas--, según Human Rights Watch (HRW).
Una de las figuras clave en este sistema de represión era Sulaiman Badjie, 'mano derecha' del exmandatario y jefe de las Fuerzas Armadas. Badjie ha sido identificado durante las investigaciones de la comisión nacional como la mano ejecutora, tanto a nivel político como empresarial.
Así, numerosos funcionarios que perdieron el favor de Jamé o criticaron alguna de sus actitudes acabaron en las cárceles gambianas. Jamé utilizó para ello a las fuerzas irregulares, encargadas de eliminar a opositores políticos y reforzar sus abusos. Badjie permaneció tan cercano a él que huyó en el mismo avión que el expresidente a Guinea Ecuatorial.
Sin embargo, otros altos cargos como Nuha Touray o Njogu Bah, quienes fueron secretarios generales de la Presidencia, cayeron en desgracia. El primero temía por su vida --posteriormente dijo que no cumplir las órdenes de Jamé implicaba ser cesado, encarcelado o desaparecer-- y el segundo fue encarcelado por abuso de poder, cargos por los que fue posteriormente absuelto.
A pesar de todas estas acusaciones contra él, Jamé vive desde 2017 en Guinea Ecuatorial sin que pese sobre él la amenaza de una extradición, especialmente por su buena relación con el gobernante ecuatoguineano, Teodoro Obiang. Las reclamaciones para que sea entregado al país para ser juzgado han quedado hasta ahora sin respuesta.