MADRID, 27 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades japonesas han asegurado este domingo que la detección de isótopos tras el vertido de agua tratada de la central nuclear de Fukushima se mantiene por debajo del límite ante el creciente descontento en el vecino China, que ha registrado una oleada de llamadas pidiendo el boicot a productos nipones.
El Ministerio de Medio Ambiente ha precisado que los niveles de tritio, el único isótopo que no ha desaparecido tras el tratamiento del agua tratada, sigue estando bajo mínimos, según ha recogido la agencia de noticias Kyodo.
Así, el titular de la cartera de Medio Ambiente, Akihiro Nishimura, ha prometido que se llevará a cabo un seguimiento exhaustivo del proceso, "con un alto nivel de objetividad, transparencia y fiabilidad" ante los "rumores infundados" sobre la seguridad en toda la zona marina aledaña.
No obstante, el descontento por el trasvase de agua tratada al mar ha crecido, especialmente en el vecino China y, a lo largo de los últimos días, numerosas empresas japonesas han recibido llamadas de ciudadanos descontentos pidiendo el boicot a productos nipones.
Ante el incremento de las tensiones, la Embajada de Japón en China ha incrementar su seguridad en sus edificios diplomáticos. "Nos gustaría que el Gobierno chino hiciese un llamamiento a la población para que reaccionase de forma calmada", ha pedido la misión.
Esto se produce después de que el representante adjunto de China ante la ONU, Geng Shuang, condenó el viernes las acciones "extremadamente egoístas e irresponsables" de Japón durante una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En este sentido, defendió que el informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que defendía el vertido, no exime a Japón sobre "la responsabilidad moral" que tiene ante el impacto medioambiental que tendrá el proceso, recogió 'South China Morning Post'.
Al menos 16 personas fueron detenidas el jueves por intentar irrumpir en la Embajada nipona en Seúl. La compañía Tokyo Electric Power Company (TEPCO) inició ese mismo día la liberación al océano del agua tratada de la central nuclear, semanas después de que la autoridad nuclear japonesa aprobara de forma definitiva el plan del Gobierno tras el visto bueno del OIEA.