El jefe de la junta militar que gobierna Tailandia
GOBIERNO DE TAILANDIA
Actualizado: miércoles, 23 diciembre 2015 9:52

BANGKOK 23 Dic. (Reuters/EP) -

El jefe de la junta militar que gobierna Tailandia desde el golpe de Estado de mayo de 2014 ha asegurado este miércoles que el país ha entrado en una "segunda fase" de su plan de reformas y que entregará el poder en 2017.

La junta castrense, que se presenta con el nombre de Consejo Nacional para la Paz y el Orden, se hizo con el poder con un golpe de Estado el 22 de mayo de 2014, con el argumento de que tenía que garantizar la seguridad en el país y poner fin a la inestabilidad derivada de las manifestaciones en contra del Ejecutivo.

Desde entonces, las autoridades militares han puesto en marcha el proceso para redactar una nueva constitución y una serie de reformas que los críticos denuncian que tienen como objetivo limitar el poder de los partidos políticos y neutralizar a los que apoyan a los ex primeros ministro Yingluck y Thaksin Shinawatra, cuyos gobiernos fueron derrocados por sendos golpes de Estado

La junta militar ha retrasado en varias ocasiones la fecha en la que se celebrarán las elecciones con las que el país debería recuperar la democracia, argumentando que el país no tiene suficiente estabilidad para celebrar unos comicios.

El jefe de la junta militar y líder del golpe de Estado, el general Prayuth Chan Ocha, ha asegurado que mantiene sus planes de ceder el poder en 2017. "Tenemos un año y seis meses contando desde enero de 2016 hasta julio de 2017 y el Gobierno sentará los fundamentos para las cosas que no ha hecho y si no puede completarlas se dejarán en el plan de reformas", ha afirmado el general, en un discurso televisado. "Estamos entrando en la segunda fase ahora", ha añadido.

El Gobierno militar ha reprimido a los opositores y ha perseguido a todos los críticos con la monarquía valiéndose de las leyes que castigan con penas de cárcel el insulto a esta institución, provocando las críticas de los grupos defensores de Derechos Humanos, Naciones Unidas y gobiernos occidentales.

Transcurridos 19 meses desde el golpe de Estado, la junta todavía está intentando reactivar la economía del país, que depende en buena parte de las exportaciones. A pesar de haber anunciado amplias inversiones en carreteras e infraestructuras ferroviarias, la demanda interna sigue siendo débil y la elevada deuda interna está causando problemas a la que es la segunda mayor economía de la región del Sureste asiático.

La junta sigue manteniendo amplios poderes gracias a una legislación especial en materia de seguridad que permiten a las fuerzas del orden detener sin órdenes judiciales y mantener a persoans arrestadas sin cargos.

El general Prayuth se ha defendido de las críticas y ha asegurado que no es culpa suya que los disidentes incumplan las leyes de seguridad. "La ley dice que no pueden hacer eso y siguen haciéndolo", ha afirmado, visiblemente enfadado. "Luego dicen que yo violo los Derechos Humanos", ha denunciado.

A pesar de que el Gobierno ha ordenado la prohibición de las reuniones en lugares públicos, la oposición directa a la junta ha aumentado desde 2014. El golpe de Estado en Tailandia es el último episodio en más de una década de conflicto en un país claramente dividido entre los seguidores de los hermanos Yingluck y Thaksin Shinawatra y el sector más tradicional que apoya a la monarquía y las Fuerzas Armadas.

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