KINSHASA 15 Nov. (Reuters/EP) -
El presidente de República Democrática del Congo (RDC), Joseph Kabila, ha advertido este martes sobre la "intromisión" de países extranjeros en la crisis política del país, en un discurso en el que también ha prometido que se celebrarán elecciones "en los próximos meses" sin señalar una fecha concreta.
Kabila ha hablado en respuesta a los comentarios de algunos diplomáticos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que visitaron el país el pasado fin de semana y pedían una transición de poder pacífica. El objetivo principal de la visita de los diplomáticos era acabar con el bloqueo de las elecciones, que han sido atrasadas varias veces y ahora se espera que se celebren en 2018.
"El pueblo congoleño ha demostrado que puede resolver de manera responsable sus diferencias. Denuncio toda intromisión en los asuntos congoleños. Nuestro país tiene el derecho de que se respete nuestra soberanía", ha manifestado Kabila en su discurso.
El primer ministro de RDC y todo su Gobierno dimitieron este lunes en virtud del acuerdo alcanzado con parte de la oposición para permitir el aplazamiento de las elecciones presidenciales hasta abril de 2018. Ahora debería formarse un gobierno de transición liderado por un miembro de la oposición.
Aquellos que critican al Gobierno aseguran que el principal objetivo de Kabila es cambiar la Constitución, que limita a los mandatos, para seguir en el poder. Por su parte, el presidente de RDC ha añadido en su discurso que respetará la Constitución. "En unos meses el registro electoral estará listo y se celebrarán las elecciones", ha añadido Kabila sin dar una fecha concreta.
La presión sobre Kabila ha llegado tanto desde el interior del país como desde el extranjero. Más de 50 personas murieron cuando las fuerzas de seguridad se enfrentaron en septiembre contra los manifestantes que pedían que el presidente dejara el cargo. Muchos tienen miedo de que la situación política aumente el caos en el país, donde millones de personas murieron en conflictos regionales entre 1998 y 2003. Kabila atribuyó la violencia a sus opositores.