MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, ha pedido este jueves a las fuerzas de seguridad que "perdonen" a los rebeldes que se reintegrarán en el servicio activo como parte de la aplicación del acuerdo de paz para el país.
"El perdón no significa que temáis a alguien. El perdón es un paso adelante hacia el futuro para el pueblo y construir una sociedad pacífica que pueda ser construida tras ello", ha dicho.
Asimismo, ha hecho hincapié en la importancia de que los sursudaneses resuelvan sus diferencias por sí mismos, al argumentar que "nadie vendrá de fuera para decir que se deje de hacer esto".
"Somos nosotros los que nos tenemos de convencernos y decir al otro que permanezcamos juntos. Ese es el único camino hacia adelante", ha subrayado, tal y como ha recogido la emisora local Eye Radio.
Por su parte, el ministro del Interior, Michael Changjiek, ha solicitado a las fuerzas de seguridad que se ganen la confianza de la población generando lazos con ella. "Debemos estar cerca de los civiles porque son nuestro pueblo. Debemos generar confianza", ha dicho.
El acuerdo de paz firmado en septiembre contempla la restitución del líder rebelde Riek Machar en el puesto de vicepresidente, así como la creación de un Gobierno de unidad en el que tendrá la mayoría el actual Ejecutivo. Asimismo, Kiir permanecerá en el puesto de presidente.
Las partes tendrán ahora ocho meses para formar un gobierno de transición, que estará en vigor durante un periodo de tres años.
Sudán del Sur vive sumido en una guerra civil desde diciembre de 2013 que enfrenta a los partidarios de Kiir, de etnia dinka, con las fuerzas leales a Machar, de etnia nuer. Otros grupos rebeldes --con distintos grados de relación con el grupo de Machar-- operan en el país.
Naciones Unidas ha alertado en varias ocasiones de la posibilidad de un genocidio en el país, debido al cariz étnico que parece estar tomando el conflicto.
Los combates en Sudán del Sur han desarraigado alrededor de una cuarta parte de sus 12 millones de habitantes, han destruido la producción de petróleo y han arruinado una economía ya de por sí muy empobrecida.