LA PAZ 7 Ene. (EUROPA PRESS) -
La aerolínea LaMia, a la que pertenece el avión que se estrelló a finales de noviembre matando a 71 de las 77 personas que llevaba a bordo --entre ellas, parte del equipo de fútbol de Brasil Chapecoense--, ya había realizado al menos otros dos vuelos entre Bolivia y Colombia con el combustible justo.
Así lo ha denunciado Guido Colque, el abogado de la exfuncionaria de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (AASANA) Celia Castedo, a quien el Gobierno boliviano responsabiliza de autorizar el vuelo, en base a datos de los registros de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
"Realizó varios vuelos kamikazes, con permiso de la DGAC, el 22 de agosto de Medellín (Colombia) a Santa Cruz (Bolivia), otro vuelo de Cochabamba (Bolivia) a Medellín el 23 de octubre, y en ambos casos viajaba a límite de combustible", ha señalado Colque, en declaraciones recogidas por la agencia boliviana de noticias ABI.
"Lamentablemente ha existido una suerte suicida porque en cualquier momento se iba a caer y aterrizaba con el tufo de la gasolina", ha explicado, haciendo hincapié en que existen documentos que confirman que la DGAC autorizó tanto estos dos vuelos --en los que también se transportó a equipos de fútbol-- como el que finalmente se estrelló al sur de Medellín el 28 de noviembre.
El ministro de Obras Públicas de Bolivia, Milton Claros, reiteró esta semana la responsabilidad de la exfuncionaria en el accidente, que dejó un saldo de 71 muertos.
"Si la señora esta, que ha tenido bajo su responsabilidad la autorización del vuelo, no ha cumplido sus obligaciones tiene que responder ante la Justicia", ha criticado Claros, en declaraciones recogidas por el diario boliviano 'El Deber'.
Las declaraciones de Claros llegan apenas un día después de que Castedo concediera una entrevista insistiendo en que no tuvo ningún papel en la autorización de vuelo y que es la Dirección General de la Aeronáutica Civil (DGAC) el único órgano responsable de fiscalizar los vuelos regulares, entre ellos el de la compañía LaMia.
Castedo, que insistió que había presentado dudas acerca de la autonomía de la nave, ha defendido siempre que a pesar de que el sello y su firma estén en la autorización del vuelo, su cargo no le permite ni autorizar ni impedir un vuelo. "Que esté la firma representa un protocolo de recepción del documento, pero bajo ninguna circunstancia significa aprobación o autorización a una aeronave para la realización de un vuelo", sostiene.
En su última entrevista, concedida desde Brasil --donde ha solicitado refugio-- a la cadena O Globo, explicó que la DGAC tiene "inspectores las 24 horas" por lo que corresponde a las autoridades preguntar a la Dirección de Aeronática "por qué no impidieron el vuelo a pesar de sus observaciones".
CAMBIO DE PLAN DE VUELO
La exfuncionaria sostiene que a pesar de que ella misma solicitó un cambio en el plan de vuelo debido a sus dudas acerca de la autonomía de la aeronave para realizar la ruta prevista, "la decisión de mantener la información establecida" le fue comunicada por Álex Quispe --identificado como representante de LaMia-- 20 minutos antes de la salida del avión, indicando que "correspondía a una decisión tomada por el capitán de la aeronave".
"Recalqué tres veces que el combustible era exactamente igual que el que se necesitaba para volar ese tiempo en esa ruta", insistió. El avión, que trasladaba a 77 personas, volaba desde el aeropuerto de Santa Cruz (Bolivia) hasta Medellín (Colombia), pero se precipitó a tierra antes de llegar a su destino por falta de combustible.
Sin embargo, Claros ha insistido en su papel en el siniestro, recalcando que "al final tendrá que responder ante la Justicia como corresponde".
El ministro ha informado, además, de que las autoridades nacionales han iniciado los trámites necesarios para que la Fiscalía evalúe "a qué niveles llegaron esas supuestas observaciones" presentadas por la exfuncionaria.
Castedo, que ha sido señalada como la persona que expidió la autorización del plan de vuelo, solicitó refugio en Brasil, a donde huyó después de ser suspendida en la AASANA, organismo del que ha asegurado que ha sufrido presiones y hostigamiento desde el siniestro.
El avión, en el que viajaban 77 personas --entre ellas, el equipo de fútbol de Brasil Chapecoense--, se estrelló en un cerro al sur de Medellín, a donde se dirigía para que el club se disputara la final de la Copa Sudamericana, dejando 71 muertos y tan solo seis supervivientes.
Según las informaciones de la investigación, el avión se precipitó porque no contaba con suficiente carburante como para cubrir la ruta prevista, desde el aeropuerto de Viru Viru, en la ciudad de Santa Cruz, hasta la ciudad colombiana.