MADRID, 6 (EDIZIONES)
Hace hoy 70 años que demostró en
Hiroshima de lo que es capaz: 70.000 personas muertas sólo en la explosión, y casi 150.000 si contamos las enfermedades derivadas de la radiación que desprendió.
Para poder entender mejor todo el proceso que llevó al país norteamericano a lanzar no una, sino dos bombas atómicas sobre Japón, desde
europapress.es hacemos un repaso al 'Proyecto Manhattan' y sus consecuencias.
PROYECTO MANHATTAN
Las investigaciones sobre la fisión nuclear estaban a la orden del día antes del comienzo de la II Guerra Mundial, pero fue el miedo a que los nazis lograran fabricar bombas con esta técnica lo que finalmente provocó una carrera entre varios países por lograr primero la bomba.
Los científicos nucleares Leó Szilárd, Edward Teller y Eugene Wigner, convencieron al famoso físico suizo Albert Einstein para que escribiese al presidente de EEUU en ese momento, Franklin D. Roosevelt y le alertase del peligro que suponía un arma de ese calibre en manos de alguien como Adolf Hitler.
"(...)Este nuevo fenómeno podría ser llevado a la construcción de bombas, y es concebible -pienso que inevitable- que puedan ser construidas bombas de un nuevo tipo extremadamente poderosas", alertaba Einstein en su carta.
IMAGEN DE LA CARTA QUE ESTÁ EN INTERNET
Posteriormente, una vez vistos los efectos de la bomba, el propio Einstein reconocería su error al haber escrito aquella carta: "debería quemarme los dedos con los que escribí aquella primera carta a Roosevelt", confesó el físico suizo.
Su arrepentimiento y su necesidad de justificarse quedaron patentes en otras misivas de carácter privado que vieron la luz después de fallecer: "Condeno totalmente el recurso de la bomba atómica contra Japón, pero no pude hacer nada para impedirlo".
Einstein no consiguió inquietar demasiado a Roosevelt con sus advertencias, pero sí lo suficiente para que este decida investigar la situación sobre la fisión nuclear y crease un comité a cargo de Lyman Briggs, jefe del National Boureau of Standards. Así nació el 'Proyecto Manhattan'.
En 1941 el propio Franklin D. Roosevelt autorizó el desarrollo de la bomba atómica, dos meses antes de la entrada de EEUU en la guerra mundial.
Tras el ataque de los japoneses a la base naval norteamericana en el Pacífico, Pearl Harbor, y la consiguiente entrada de los EEUU en la guerra, la bomba cobró una nueva importancia y se incluyó a nuevos científicos que resultarían cruciales para lograr crear el arma de destrucción masiva.
Científicos de la talla del Premio Nobel Arthur Holly Compton, encargado de estudiar el plutonio y las pilas de fisión, el físico teórico J. Robert Oppenheimer, quien a petición de Compton se encargó de realizar los cálculos sobre neutrones de alta velocidad; o el físico teórico Edward Teller, que llevó a cabo junto a otros físico el estudio preliminar, se convirtieron en protagonistas.
PROBLEMAS Y SOLUCIONES
Los avances en el desarrollo de la bomba no eran los esperados, y en septiembre de 1942, el presidente Roosevelt decide sustituir como jefe del proyecto al científico Holly Compton por el general Leslie Groves, quien reorganizó el equipo científico y lo equipó con los materiales necesarios, como las 1.250 toneladas de uranio que trajo de State Island.
Oppenheimer encabezó desde ese momento el grupo de los científicos, la mayoría de los cuales eran exiliados europeos huidos del nazismo, que finalmente lograrían su objetivo tres años después.
A partir de aquí el proyecto cobró cierta velocidad y se instalaron los primeros laboratorios en el desierto de Los Álamos, en el estado de Nuevo México. Además, Enrico Fermi, un científico italiano exiliado, logró construir un reactor atómico experimental, al que llamaron Chicago Pile 1, y que supuso un paso importantísimo en la carrera nuclear.
Al año siguiente, en 1943, parecía que el último escollo que tenía la creación de la bomba atómica era la fabricación del diseño del arma, hasta que el enriquecimiento de uranio a gran escala que se llevaba en Oak Ridge fracasó, y tuvieron que revisar todo el proyecto.
1944 fue un año con muchas trabas para todos los implicados en el proyecto. En Oak Ridge aparecieron las primeras fugas de uranio que obligaron a detener el trabajo de forma constante, el enriquecimiento de uranio se redujo al mínimo y el diseño del arma seguía siendo un problema.
El mayor avance que se dio ese año estuvo en la aviación, con la creación del Grupo Mixto 509, un grupo militar aéreo de bombarderos B-29 que se entrenaron para el lanzamiento del arma más mortífera jamás usada.
TRINITY
En 1945 se solventaron todos los problemas: se logró el enriquecimiento de uranio, se encontró un diseño factible y comenzaron a buscar objetivos militares para lanzar la bomba.
Pero antes tenían que probar su eficacia y para ello decidieron realizar una prueba el 16 de julio de 1945 en el desierto 'Jornada del muerto', en Nuevo México, a la que denominaron 'Trinity'.
En la prueba el artefacto explotó con una energía equivalente a 19 kilotones, dejó un cráter de tres metros de profundidad en el suelo y la onda expansiva pudo sentirse hasta en 160 kilómetros. La bomba era una realidad y ahora debían decidir si utilizarla o no.
Con el presidente Harry S. Truman a la cabeza del país en lugar de Roosevelt (fallecido por muerte natural el 12 de abril de 1945), EEUU amenazó a Japón con destruir sus Fuerzas Armadas si no se rendía de forma inmediata al igual que había hecho Alemania hacía unos meses, el 8 de mayo, aunque en la amenaza no mencionan la bomba atómica ni su posible uso.
PROYECTO URANIO Y OPERACIÓN ALSOS
Mientras tanto el principal enemigo de los estadounidenses, los alemanes, hacía tiempo que habían perdido la carrera nuclear. 'Proyecto Uranio' fue el nombre en clave que utilizaron los nazis para su programa de energía nuclear con el que buscaban desarrollar la bomba atómica, objetivo que nunca lograron.
Todo empezó en 1938 cuando los químicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann detectaron el elemento Bario después de bombardear con neutrones el uranio. En 1939 el físico Otto Frisch interpretó estos resultados como una prueba de la fisión nuclear, lo que desencadenó una carrera por obtener la armas nucleares.
Alemania emprendió el 'Proyecto Uranio', pero nunca estuvo cerca de crear el arma de destrucción masiva con la que poner fin a la guerra. Pero en EEUU no se fiaban de los nazis y a la par que el 'Proyecto Manhattan' pusieron en marcha la 'Operación Alsos', con la que pretendían extraer información de los avances de los alemanes en al campo nuclear.
En 1945, cuando cayó Berlín, los aliados capturan a varios de los científicos que trabajaban en el 'Proyecto Uranio' como Otto Hahn, Max von Laue o Walter Gerlach, entre otros, y los envían a Inglaterra. También se hacen con las reservas de uranio de los alemanes para fabricar la bomba.
Pero los soviéticos también están detrás de los avances nazis en este campo. Nada más llegar a Berlín lograron hacerse con 250 kilos de uranio metálico, 3 toneladas de óxido de uranio y 20 litros de agua pesada y con los científicos Peter Thiessen y Ludwig Bewilogua.
Gracias a ello, a los espías infiltrados en EEUU y a los depósitos de uranio que encontraron en las regiones de los Urales, Altay y el Turquestán, la URSS obtuvo la bomba atómica en 1949, mucho antes de lo creían posible los norteamericanos.
'LITTLE BOY' Y 'FAT MAN'
A pesar de las amenazas de EEUU Japón se negó a rendirse y el presidente Truman autorizó el lanzamiento de la bomba sobre Hiroshima. La intención principal del presidente era lograr una rendición inmediata de los nipones con un golpe de efecto, y evitar una invasión terrestre de las tropas norteamericanas que según el Pentágono costaría entre uno o dos millones de vidas entre los dos bandos.
Pero además de reducir el número de muertos, lanzar la bomba atómica suponía para EEUU realizar una muestra frente al mundo, en especial la URSS, del poder que tenía ahora a su alcance.
Antes del ataque definitivo, la aviación norteamericana lanzó panfletos sobre varias ciudades japonesas para advertir de futuros bombardeos sobre la ciudad, pero no mencionaban nada de un ataque nuclear. Dado que los bombardeos eran comunes, dicha información no causó mucho efecto en la población.
El 6 de agosto de 1945, el bombardero B-29 'Enola Gay' despegó desde la base norteamericana de North Field, en las Islas Marianas del Norte, y tras seis horas de vuelo llegó a Japón.
Para evitar posibles problemas, durante el despegue la bomba estaba desarmada y fue el Capitán de la Armada William Parsons quien la armó durante el vuelo. A 30 minutos de alcanzar su objetivo, se quitaron los dispositivos de seguridad.
A las 08:15 horas se lanzó a 'Little boy' sobre el objetivo, aunque por culpa del viento el artefacto se desvió más de 200 metros de la zona designada. Hizo explosión a 600 metros de altitud para que su efecto fuese mayor y se calcula que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que mató a 70.000 personas sólo con la explosión.
Bob Caron, artillero de cola del avión, describió la escena de la siguiente manera: "una columna de humo asciende rápidamente. Su centro muestra un terrible color rojo. Todo es pura turbulencia. Es una masa burbujeante gris violácea, con un núcleo rojo. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas. Comienzo a contar los incendios. Son demasiados para poder contarlos. Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Puede que tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura. Crece más y más. (...) Las colinas están desapareciendo bajo el humo. Todo cuanto veo ahora de la ciudad es el muelle principal y lo que parece ser un campo de aviación".
Pasadas 16 horas de la gran explosión, el presidente Truman leyó un comunicado en el que reconocía su autoría de los hechos y amenazaba a Japón con una destrucción total si no se rendía: "Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra".
El gobierno japonés, junto al Emperador Hirohito, se reunió de emergencia para analizar la situación, pero no aceptaban la rendición total y buscaban poder lograr concesiones como la no invasión del país o la de juzgar ellos mismos los crímenes de guerra.
Además de EEUU, la Unión Soviética entró en juego y el 9 de agosto rompió el acuerdo de paz que tenía con el Imperio Japonés e invadió Manchuria aprovechando la debilidad de su adversario.
En caso de que Japón no se rindiese, EEUU tenía preparada una segunda bomba para lanzar el 11 de agosto sobre Kokura, pero las previsiones climatológicas indicaban que iba a llegar mal tiempo sobre los objetivos a partir del día 10, y el coronel Paul Tibbets decidió adelantar el lanzamiento.
EEUU tenía preparadas más bombas en caso de que Japón insistiese en continuar la lucha, pero el Emperador Hirohito, teniendo además otro frente abierto con la URSS, decidió rendirse siempre y cuando se respetase su trono.
Truman aceptó y el 2 de septiembre se firmó el acuerdo. Hubo ciertas revueltas entre los propios militares japoneses que se negaban a aceptar la rendición de su Emperador y de su país, pero se sofocaron rápidamente.
LA TRIPULACIÓN DEL 'ENOLA GAY'
Los encargados de lanzar la bomba se convirtieron en héroes en su país. Tibbets, el comandante en jefe, ni siquiera era el piloto habitual del bombardero, sino que era Robert Lewis, quien quedó relegado.
Pero para realizar esta misión se escogió al piloto Paul Tibbets, que se hizo con el mando del avión y de la misión. Contando a Tibbets, la tripulación estaba compuesta por 12 personas:
-Coronel Paul Tibbets: piloto y comandante de la aeronave.
-Capitán Robert Lewis: copiloto
-Mayor Thomas Ferebee: artillero.
-Capitán Theodore Van Kirk: navegante.
-Teniente Jacob Beser: contramedidas electrónicas.
-Capitán William 'Deak' Parsons: encargado de lanzar la bomba.
-Segundo teniente Morris R. 'Dick' Jeppson: ayudante del encargado de lanzar la bomba.
-Sargento Joe Stiborik: radar.
-Sargento George Caron: artillero de cola.
-Sargento Robert Shumard: ayudante del ingeniero de vuelo.
-Soldado Richard Nelson: operador de radio.
-Sargento Wayne Duzenberry: ingeniero de vuelo.
La primera decisión que tomó el comandante Tibbets fue la de cambiarle el nombre al avión por el de 'Enola Gay' en honor a su madre: Enola Gay Hazard Tibbets.
Tras lanzar la bomba hubo dos pilotos que se convirtieron en protagonistas, aunque lo hicieorn de manera muy diversa. El primero fue el propio comandante Tibbets, héroe de guerra y un soldado fiel y cumplidor con su deber como demuestran sus al periódico 'Columbus' en 2005, en el 60 aniversario del bombardeo: "Cuando recibí la orden supe que iba a ser algo emocional. Teníamos sentimientos, pero debíamos dejarlos a un lado. Sabíamos que la bomba iba a matar a gente. Pero mi interés principal era hacer el trabajo lo mejor que pudiera". "Duermo tranquilamente por las noches", insistió. Murió dos años después, con 92 años.
La otra cara fue Claude Eatherly, piloto de uno de los bombarderos B-29 que realizó misiones de inspección meteorológica sobre las ciudades objetivo para determinar si el tiempo permitía un vuelo seguro o no. Cuando estalló el artefacto estaba regresando a la base pero las noticias del alcance y los efectos de la bomba le provocaron una carga de culpa que nunca le abandonó.
Rechazó condecoraciones y comenzó a cometer pequeños delitos para ser arrestado y poder así expiar su culpa. Incluso intentó suicidarse y terminó por ingresar en un manicomio por esquizofrenia. Muere en 1978 a los setenta años.
PELÍCULAS Y DOCUMENTALES
Los acontecimientos del 6 de agosto de 1945 inspiraron muchas películas y documentales sobre la bomba atómica y el uso militar de la energía nuclear.
El título de la película 'Lluvia Negra' (basada en la novela de Masuji Ibuse), hace referencia a la lluvia de partículas negras provocadas por la radiación de las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. La protagonista se empapa de esta peligrosa sustancia y ahora todos se preguntan si está enferma y si podrá tener hijos.
Akira Kurosawa plasmó su propia reflexión sobre la tragedia de Nagasaki en 'Rapsodia en Agosto', su penúltima película. Se trata de los recuerdos de una abuela, que trata de comprender junto a sus cuatro nietos el pasado y el presente de la sociedad japonesa.
'Creadores de sombras' recrea el 'Proyecto Manhattan' de la mano del director Roland Joffé ('Los gritos de silencio', 'La misión') y del actor Paul Newman ('El buscavidas', 'La leyenda del indomable').
La animación también ha abordado el drama de la II Guerra Mundial desde el punto japonés. 'La tumba de las luciérnagas' del Studio Ghibli cuenta la historia de dos hermanos, hijos de un oficial japonés, que no consiguen llegar a tiempo al búnker ante un inminente bombardeo.
Y justo este año en el que se cumplen los 70 años del lanzamiento se estrena 'Little boy', título que hace referencia tanto a la bomba que arrasó Hiroshima y al protagonista, un niño con problemas de crecimiento.
En cuanto a los documentales el primero lo grabó EEUU, que a la vez que evaluaba las consecuencias de la bomba una vez terminada la guerra rodó un documental, 'The atom strikes!', que abarca desde la prueba en Los Alamos hasta su visita a las ciudades japonesas.
Otro documental a manera de propaganda surgió un año después, en 1946, A Tale of Two Cities, producido por el Departamento de Guerra de los Estados unidos.120
En 1995 se estrenó 'Trinity and Beyond', de Peter Kuran, un documental que cuenta los esfuerzos del hombre por obtener un arma con la poder aniquilarse a sí mismo.
'El club de la seta' es un documental que cuenta la historia de algunos protagonistas de los hechos, de sus hijos y de la ciudad, gracias a lo cual estuvo nominada al Oscar a mejor película documental.