Archivo - El primer ministro de Líbano, Nayib Mikati (archivo) - -/Dalati & Nohra/dpa - Archivo
MADRID 26 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Líbano ha trasladado este jueves a las autoridades instauradas en Siria tras la caída del régimen de Bashar al Assad que espera mantener "las mejores relaciones de vecindad" con Damasco en esta nueva etapa, en el primer mensaje oficial desde Beirut a la administración interina en el país asiático.
"Líbano espera mantener las mejores relaciones de vecindad con el nuevo Gobierno de Siria, de forma que sirva a los intereses de los dos pueblos y repúblicas", ha manifestado el ministro de Exteriores libanés, Abdalá bu Habib, quien ha mostrado además su deseo de realizar una visita oficial a Siria tras la huida de Al Assad por la ofensiva de yihadistas y rebeldes encabezados por Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Bu Habib ha trasladado este mensaje a su homólogo sirio, Asaad Hasán al Shibani, durante una llamada telefónica, según ha especificado la cartera diplomática de Líbano en un comunicado en su cuenta en la red social X, mensaje en el que le ha deseado "éxito en sus nuevas funciones".
Así, ha expresado su deseo de que la situación derive "en la apertura de una nueva página para la diplomática siria en los foros regionales e internacionales" y para recalcar el respeto de Líbano a la unidad, integridad territorial, independencia de Siria y al derecho de su pueblo a la autodeterminación".
El líder del grupo yihadista HTS y dirigente 'de facto' del país, Ahmed Husein al Shara, conocido como Abú Mohamed al Golani, así como el primer ministro interino, Mohamed al Bashir, han abogado públicamente por mantener unas buenas relaciones con los países de la región y consolidar una transición inclusiva.
Al Assad contó con el apoyo del partido-milicia chií libanés Hezbolá --parte del Ejecutivo de Líbano-- durante la guerra que estalló en 2011 a causa de la represión de las protestas prodemocráticas en el país en el marco de la conocida como 'Primavera Árabe'.
La ofensiva en Siria, lanzada el 27 de noviembre desde la provincia de Idlib, permitió a yihadistas y rebeldes tomar la capital, Damasco, y poner fin al régimen de la familia Al Assad, en el poder desde 1971 --primero con Hafez al Assad (1971-2000) y posteriormente con su hijo, Bashar--, ante un repliegue constante de las tropas gubernamentales, respaldadas también por Rusia e Irán.