Pide a Aung San Suu Kyi que interceda por los rohingya ante el Ejército
RANGÚN, 31 Mar. (Reuters/EP) -
Ata Ulá, el líder de uno de los principales grupos insurgentes rohingya que luchan contra las fuerzas de seguridad de Birmania en el noroeste del país, ha asegurado este viernes que su organización continuará luchando contra el Ejército birmano "incluso si mueren un millón de personas", a no ser que la líder birmana Aung San Suu Kyi actúe para proteger a la minoría musulmana.
En octubre de 2016, una serie de ataques contra un puesto de control en la frontera entre Birmania y Bangladesh causaron la muerte de nueve policías. Pocas días después, el Ejército birmano puso en marcha una operación militar a gran escala que ha provocado el desplazamiento de más de 75.000 rohingya.
En su primera entrevista con un medio de comunicación extranjero, Ata Ulá, identificado por los expertos como el líder de la insurgencia, ha negado por completo tener vínculos con el yihadismo y ha asegurado que su actividad se centra en la protección de los derechos de los rohingya, que según él son perseguidos y acosados por la mayoría budista de Birmania.
"Si no conseguimos nuestros derechos, si hace falta que mueran un millón, o un millón y medio, o que todos los rohingya mueran, moriremos", ha dicho. "Tomaremos nuestros derechos. Lucharemos contra el cruel Gobierno militar", ha añadido.
Un informe de Naciones Unidas publicado el pasado mes apuntó que las fuerzas de seguridad birmanas están cometiendo asesinados en masa y violaciones en grupo contra miembros de la comunidad rohingya, unas acciones que pueden llegar a implicar crímenes contra la Humanidad.
El Ejército ha negado todas las acusaciones y ha asegurado en todo momento que está llevando a cabo una operación militar completamente legítima.
"Nadie estará por encima de la ley", ha sostenido el portavoz de Suu Kyi, Zaw Htay, en referencia a las declaraciones de Ulá. "Si nos atacan de forma violenta, responderemos de la misma forma. En ninguna parte del mundo se toleraría una acción violenta", ha esgrimido.
ENFRENTAMIENTOS ÉTNICOS
Más de un millón de rohingya viven en el estado de Rajine, situado en el noroeste de Birmania. El Estado de Birmania les niega la ciudadanía y carecen de libertad de movimiento y acceso a servicios como la sanidad porque consideran que son inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.
En 2012, se produjeron una serie de enfrentamientos entre los grupos rohingya y la comunidad budista de Rajine en los que murieron más de un centenar de personas y 140.000 personas tuvieron que dejar sus hogares. "En 2012, pasaron muchas cosas y nos mataron, por lo que entendimos en aquel momento que nunca nos darían nuestros derechos", ha dicho Ata Ulá.
El pasado mes de diciembre, un informe de International Crisis Group alegaba que el grupo insurgente que lidera Ulá, conocido anteriormente como Harakah Al Yakin, estaba formado por rohingya exiliados en Arabia Saudí tras la violencia de 2012. Ata Ulá fue identificado entonces como su líder, tras aparecer en varios vídeos en los que reivindicaba la autoría de los ataques contra el puesto fronterizo.
De acuerdo con el líder insurgente, décadas de resentimiento y de abusos por parte de la mayoría birmana han motivado durante los últimos años a cientos de jóvenes rohingya a unirse a la insurgencia en Rajine. "No podemos apagar las luces por la noche. No podemos movernos durante el día. Hay controles por todas partes. Así no es como viven los seres humanos", ha señalado.
"SOBREVIVIMOS VENDIENDO VACAS"
En algunos de los vídeos anteriores en los que aparece Ata Ulá, cita versos del Corán y hace un llamamiento por la "yihad", algo que han utilizado desde el Gobierno birmano para desprestigiar al movimiento insurgente.
Htay ha urgido a la comunidad internacional a "echar un vistazo al pasado" del grupo. "Están relacionados con organizaciones terroristas de Oriente Próximo", ha dicho.
Ulá ha negado las acusaciones. A principio de semana su organización emitió un comunicado anunciando que cambiaban su nombre a "Ejército de Salvación del Arakán", en referencia al antiguo nombre de la región de Rajine, donde se concentra el grueso de la población rohingya en Birmania.
"No contamos con ningún grupo que nos ayude por detrás, ni de fuera ni desde dentro. Sobrevivimos vendiendo vacas y búfalos", ha asegurado Ulá.
El Ejército birmano anunció la semana pasada el fin de la campaña militar en Rajine. No obstante, el estado continúa completamente bloqueado para la población civil y extranjera.
La situación que está viviendo la población rohingya se ha convertido en el mayor desafío al que hacer frente para el Gobierno de Suu Kyi, que este jueves ha cumplido un año al frente de Birmania. Sus simpatizantes la excusan alegando que no tiene la autoridad suficiente, ya que la Constitución birmana concede amplios poderes al Ejército.
"La gente está sufriendo muchísimo, los militares son muy crueles con la comunidad rohingya, por lo que ella debería pronunciarse, hacer algo por nosotros como premio Nobel de la Paz", ha pedido Ulá. "Si intentase hacer algo por nosotros, el Ejército acabaría con su Gobierno. Por eso no nos protege", ha concluido.