NAIROBI, 10 Abr. (Reuters/EP) -
El líder de la oposición burundesa, Agathon Rwasa, teme por su vida por las acusaciones formuladas en su contra por el Gobierno de Pierre Nkurunziza, a quien ha reclamado que se reanuden cuanto antes las conversaciones para zanjar la crisis política que se desató en 2015 a raíz de su reelección presidencial.
Rwasa ha confesado, en una entrevista con Reuters, que tiene miedo de que le ocurra algo porque se siente amenazado por las fuerzas de seguridad y hombres armados que le vigilan. "Algunas personas creen que una vez que esté muerte podrán quedarse en el poder o conquistarlo fácilmente, pero matarme no ayudará al país", ha dicho.
El disidente burundés ha indicado que no se trata solo de una persecución en su contra, sino también contra los miembros de su partido político, las Fuerzas de Liberación Nacional (FNL). "Cuando hay un crimen, independientemente de quién lo haya hecho, lo primero que hacen es detener a alguien de las FNL", ha denunciado.
Rwasa ha reprochado al Gobierno que el acoso a la oposición continúa mientras el diálogo iniciado hace dos años en Buyumbura y continuado después con la mediación de Uganda permanece estancado.
El portavoz presidencial Jean Claude Karerwa ha asegurado que nadie en el Gobierno quiere dañar a Rwasa y le ha instado a moderar sus acusaciones. "Le pedimos que use un lenguaje que no provoque pánico entre la población burundesa", ha dicho.
Además, ha ratificado la "buena voluntad" del Gobierno para avanzar en el diálogo político. "La última sesión tuvo lugar en febrero y no sabemos cuándo será la próxima pero no es culpa del Gobierno", ha afirmado, por su parte, el ministro de Exteriores y uno de los negociadores, Alain Aimé Nyamitwe.
La crisis en Burundi estalló en abril de 2015, cuando Nkurunziza anunció su intención de concurrir a las elecciones presidenciales de julio de ese año para aspirar a un tercer mandato, algo que, según la oposición, violaba el acuerdo de paz alcanzado en 2015 para poner fin a la guerra civil.
Tras un fallido golpe de Estado, el presidente logró revalidar su cargo en las urnas, desatando con ello una ola de violencia con epicentro en Buyumbura que se ha cobrado al menos 450 vidas, de acuerdo con organizaciones de defensa de los Derechos Humanos. La ONU cifra en 390.000 los refugiados por el conflicto interno.