DHARAMSALA (INDIA), 10 (Reuters/EP)
Que China elija al sucesor del Dalai Lama sería como si el ex presidente cubano Fidel Castro nombrara al Papa, ha defendido este el líder político de los exiliados tibetanos, en respuesta a comentarios de un funcionario del Gobierno chino.
El gobernador del Tíbet designado por China acusó el lunes al líder espiritual tibetano de blasfemo por insinuar que no se reencarnará cuando muera. El funcionario, Padma Choling, reiteró que Pekín tiene el derecho a decidir.
El budismo tibetano sostiene que el alma de un lama se reencarna en el cuerpo de un niño en el momento de su muerte. China dice que la tradición debe continuar y que debe aprobar el próximo Dalai Lama.
"No es asunto de Padma Choling ni de nadie en el Partido Comunista, en gran parte porque el comunismo cree en el ateísmo y que la religión es un veneno", ha afirmado el primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio, Lobsang Sangay, a Reuters.
"Es como si Fidel Castro dijera 'Elegiré al próximo Papa y todos los católicos deben aceptarlo'. Eso es ridículo", ha añadido Sangay, quien reside en la localidad montañosa india de Dharamsala, como el Dalai Lama.
Las declaraciones de Sangay coinciden con el aniversario del fallido levantamiento de 1959 contra el Gobierno de Pekín que llevó al Dalai Lama a huir a India, donde ha vivido desde entonces.
En Nueva Delhi ha habido una escaramuza entre tibetanos y la Policía junto a la Embajada china durante una protesta por el aniversario.
En un discurso previo, Sangay ha instado a China a permitir que los tibetanos gobiernen su región, pero ha negado las acusaciones de Pekín de que el Dali Lama y el Gobierno en el exilio son "separatistas" que buscaban la independencia tibetana. Los enviados del Dalai Lama están listos para dialogar con sus homólogos chinos en cualquier momento, ha añadido.
Los exiliados temen que China pueda simplemente designar a su propio sucesor para el líder tibetano, de 79 años. En 1995, después de que el Dalai Lama nombrara a un niño del Tíbet como la reencarnación del anterior Panchen Lama, la segunda figura del budismo tibetano, China colocó al niño bajo arresto domiciliario e instaló a otro en su lugar.
La oficina privada del Dalai Lama declinó realizar comentarios. En el pasado, el premio Nobel de la Paz dijo que el título podría terminar cuando él muera. También dijo que no se reencarnará en China si el Tíbet no es libre y que nadie, incluida China, tiene el derecho de elegir a su sucesor "con objetivos políticos".