Mujeres en el oeste de la región de Raqqa
REUTERS / RODI SAID
Actualizado: miércoles, 28 junio 2017 17:46


AIN ISSA (SIRIA), 28 (Reuters/EP)

Los líderes del grupo yihadista Estado Islámico utilizaron espías para eliminar a presuntos enemigos en la cuenta atrás para el ataque por parte de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) respaldadas por Estados Unidos de este mes en su principal bastión en Siria, Raqqa, según han asegurado las mujeres de tres combatientes tunecinos que huyeron de la ciudad siria.

Jadouja al Humri, una de las tres mujeres que huyó de Raqqa hace cerca de seis meses, asegura que los líderes de Estado Islámico estaban preocupados por un levantamiento o un golpe de Estado y que consideraban a los tunecinos como una amenaza, ya que criticaban la forma en la que se dirigía el grupo.

"Mi marido tenía miedo. Hacia el final había alrededor de 70 tunecinos en la lista de buscados de los servicios de seguridad. Querían dispararles", asegura Al Humri a Reuters desde el campamento de refugiados en Ain Issa, refiriéndose a los servicios de seguridad de Estado Islámico. "No podías hablar con libertad o criticar a Estado Islámico. No sabías quién podía estar escuchando", añade.

Las tres mujeres, dos tunecinas y una libanesa, viajaron para unirse a Estado Islámico con la esperanza de llevar el estilo de vida religioso que habían soñado, pero no fue como esperaban.

Según Al Humri, algunos yihadistas tunecinos dijeron que los líderes del grupo terrorista no eran creyentes por la manera extrema en la que dirigían Raqqa. Además, la mujer asegura que las diferencias entre los líderes y los combatientes fueron cada vez más evidentes.

Al Humri y su marido escaparon de Raqqa y se dirigieron hacia el sur, a la ciudad de Al Mayadeen, otra zona liderada por Estado Islámico. Su marido se dedicaba a robar coches del grupo yihadista para venderlos y tener dinero para poder pagar a un contrabandista, que más tarde les ayudó a cruzar el río Éufrates hasta zonas controladas por las milicias kurdas sirias Unidades de Protección Popular (YPG).

Cuando llegaron, las YPG, apoyadas por Estados Unidos en la lucha contra Estado Islámico en Raqqa, les detuvieron. "Les explicamos que estábamos tratando de huir de Estado Islámico. Nos trataron bien", señala Al Humri.

"CASAS DE HUÉSPEDES"

Dos de las mujeres, Al Humri y Nour al Huda, una madre libanesa de 20 años, se conocieron en una "casa de huéspedes" gestionada por Estado Islámico en Raqqa, en la que las mujeres viudas eran encerradas bajo llave.

Según Al Huda, las "casas de huéspedes" estaban abarrotadas, ya que en cada habitación había 12 mujeres con sus respectivos hijos. Al Huda asegura que los combatientes de Estado Islámico elegían a sus mujeres a partir de unas descripciones que recibían de una mujer que trabajaba para Estado Islámico.

Los líderes del grupo terrorista pagarían al "emir" que dirigía la "casa de huéspedes" para asegurar la elección de su mujer, bien con dinero en metálico o con armas, según Al Huda.

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