Una mujer vende bebidas en Yakarta
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Actualizado: martes, 7 marzo 2017 10:29

YAKARTA 7 Mar. (Thomson Reuters Foundation/EP) -

El número de casos de trata de personas ha aumentado desde que Indonesia prohibió en 2015 que las mujeres viajaran a 21 países de Oriente Próximo, entre ellos Arabia Saudí, para convertirse en asistentas domésticas, según han asegurado activistas.

El Gobierno de Indonesia ha señalado que la prohibición fue impuesta para proteger a sus ciudadanos, pero los activistas aseguran que la ley deja a los trabajadores inmigrantes en mayor riesgo de tráfico.

La fuerte demanda de mujeres de Arabia Saudí ha animado a los traficantes a encontrar diferentes tácticas para evitar la ley. Envían a mujeres como supuestas empleadas de limpieza en oficinas, cambiando las rutas de vuelo para evitar que las autoridades sospechen o pagando a sus familias, según aseguran grupos de Derechos Humanos.

Atraída por la promesa de ganar más de 370 euros al mes por trabajar como una empleada de limpieza en oficinas, Dian Permata Sari, una joven indonesia de 19 años, aceptó en noviembre de 2016 abandonar a su marido y a su hijo de dos años para viajar a Arabia Saudí.

Fue al llegar cuando Sari se dio cuenta de que había sido enviada a Arabia Saudí para convertirse en una asistenta doméstica. La obligaron a quedarse en una habitación con cientos de mujeres, sin trabajo ni salario, hasta que fue rescatada el mes pasado.

"Nos obligaron a estar en fila mientras los empleadores elegían a la sirvienta que les gustaba. Era como ir a la compra", ha asegurado la joven indonesia.

GOLPEADA CON UNA TUBERÍA

Más de un tercio de los seis millones de indonesios que trabajan en el extranjero lo hacen como criadas, viviendo en condiciones cercanas a la esclavitud.

Sin ningún tipo de experiencia laboral, Sari se lanzó hacia la oportunidad de convertirse en una empleada de limpieza en Riad. Primero voló desde la isla de Lombok, su ciudad natal, hacia la ciudad indonesa de Surabaya. Desde ahí, cogió otro vuelo hacia Singapur antes de viajar finalmente a Riad, donde fue enviada a una habitación con otras 400 mujeres y le confiscaron el teléfono.

A menudo, las mujeres recibían un paquete de fideos instantáneos para comer en un día y una pequeña botella de agua que debían compartir con otras 15 personas. "Protesté con otras mujeres, pero nos golpearon con una tubería", ha asegurado Sari a Reuters.

Dos meses después de su llegada, Sari contactó, a través de un teléfono móvil que pudo esconder, con su marido, quien se puso en contacto con los grupos de inmigrantes locales y los diplomáticos de la Embajada indonesia en Riad recataron a Sari.

PAGOS A LA FAMILIA

Sari asegura que desconocía la prohibición del Gobierno y que su agente no le advirtió de las consecuencias de desobedecer las leyes. Además, los agentes han ofrecido a su familia 140 euros a cambio de que vuelva a Riad.

"El Gobierno debe volver a analizar la prohibición, ya que viola los derechos fundamentales de las personas que buscan un trabajo en el extranjero", ha señalado el cofundador de Migrant Care, Mulyadi.

Mulyadi ha advertido que el plan del Gobierno para detener el envío de mujeres al extranjero para trabajar como empleadas del hogar solo empeora la situación.

Un alto cargo del Ministerio de Mano de Obra de Indonesia Soes Hindharno ha informado a Reuters de que su departamento está trabajando con otras agencias para acabar con la trata de personas.

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