ROMA, 1 Ene. (Reuters/EP) -
La llegada de inmigrantes a Italia vía marítima cayó en un tercio en 2017 en comparación a un año antes, según los datos publicados el domingo por el Ministerio del Interior, debido a que las autoridades libias ayudaron a frenar la salida de personas durante la segunda mitad del año.
Más de 119.000 personas llegaron a Italia por barco en 2017 después de la cifra récord de 181.000 registrada en 2016, según el comunicado del Ministerio. Desde julio, las llegadas de inmigrantes han caído en más de dos tercios frente a un año antes.
"Fuimos capaces de gobernar el flujo porque fuimos los primeros en creer que un acuerdo con Libia fue un punto de inflexión", ha sostenido el ministro del Interior, Marco Minniti, en una entrevista con el diario 'Corriere della Sera' respecto a la caída.
En febrero, Italia firmó un acuerdo con el Gobierno respaldado por Naciones Unidas en Trípoli, prometiendo ayuda, equipamiento y capacitación a cambio de su ayuda para combatir el tráfico de personas. El acuerdo fue respaldado por la Unión Europea.
Desde entonces, grupos armados respaldados por el Gobierno de Trípoli han forzado a los traficantes en la ciudad de Sabratha --un centro clave en la costa occidental-- a detener los envíos de embarcaciones. Italia también ha fortalecido la capacidad de la guardia costera de Italia para devolver barcos.
Sin embargo, grupos de Derechos Humanos y organizaciones humanitarias que operan barcos de rescate en el Mediterráneo han criticado la política, pues afirman que atrapa a los migrantes en un país donde enfrentan un trato horrible, incluyendo violaciones, tortura y trabajos forzados.
Aunque son criticadas por algunos, las cifras son consideradas una buena noticia para el gobernante Partido Democrático antes de las elecciones del 4 de marzo. Más de 600.000 inmigrantes han llegado a Italia vía marítima en los últimos cuatro años, lo que convirtió a la inmigración en un candente tema político.
Según estimaciones de la Organización Internacional para la Migración (OIM), más de 20.000 personas han muerto intentando cruzar el Mediterráneo hacia Italia, lo que lo convierte en la frontera más mortal para migrantes en el mundo. Sin embargo, las muertes en alta mar también han declinado, según la OIM, con 2.833 este año, un 38 por ciento menos frente a los 4.581 de 2016.