Si vence el 'sí', Escocia será independiente en marzo de 2016 y si no, Westminster se ha comprometido a un autogobierno "sin precedentes"
LONDRES, 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los Gobiernos de Reino Unido y de Escocia iniciarán las negociaciones para transferir competencias a Edimburgo una vez resuelto el referéndum sobre la independencia que se celebra este jueves e independientemente del veredicto de las urnas, ya que incluso si gana el 'no', el Ejecutivo de Londres se ha comprometido a comenzar las conversaciones este viernes.
En un intento de atraer a los indecisos, quienes según las encuestas tienen la llave de la votación, el bando Better Together (Mejor Juntos) ha reformulado su estrategia para sustituir el alarmismo inicial ante la perspectiva de la separación por un nuevo enfoque basado en que el "cambio real" es votar 'no', puesto que esta opción dará paso a un autogobierno "sin precedentes" en los más de 300 años de unión entre Escocia e Inglaterra.
Con el recobrado protagonismo del exprimer ministro Gordon Brown como catalizador, los partidarios de la continuidad han propuesto un calendario de trabajo para dar credibilidad a su compromiso que se abriría con la constitución de las comisiones responsables de la negociación. Éstas se encargarían de analizar los poderes susceptibles de traspaso, entre los que destaca el control de la política tributaria y del gasto y más capacidad de decisión en materia de bienestar.
A partir de ahí, Londres presentaría a finales de noviembre un Libro Blanco con sus propuestas, que pasaría a ser debatido en profundidad para permitir, ya a finales de enero, presentar la legislación ante la Cámara de los Comunes, para proteger así la disposición de todo el arco parlamentario británico antes de las generales, previstas para 2015.
PROBLEMAS DE REFORZAR EL AUTOGOBIERNO
El problema surge del refuerzo del techo de autogobierno de Escocia y las concesiones ofrecidas por los tres principales líderes políticos, que están dispuestos a mantener al actual método del Ministerio del Tesoro británico para determinar la distribución de gasto público.
La propuesta, anunciada ayer, permitiría a Edimburgo disfrutar de un mayor gasto per cápita que Inglaterra, incluso si poderes clave como la política tributaria, o la gestión de los recursos financieros, son transferidos. La generosidad no ha gustado entre algunos sectores de Londres, especialmente en el bando conservador, que consideran que David Cameron está pagando un precio demasiado alto por mantener a Escocia.
Además, existe malestar entre los diputados británicos por no haber sido consultados acerca de la oferta y se ha extendido el temor de que los demás ciudadanos de la unión estén incómodos ante el nivel de esfuerzo manifestado por los responsables políticos hacia Edimburgo.
Es más, en un contexto de refuerzo de poderes, cada vez son más las voces que en Westminster reclaman que los parlamentarios que representan a Escocia en la Cámara de los Comunes no tengan voz ni voto sobre cuestiones que no les afectan, una cuestión cuya necesidad de reevaluar ha sido reconocida por el propio Cameron.
OPCIONES ANTE EL 'SÍ'
Con todo, los efectos principales en el mapa político de Londres se dejarían notar en un contexto de victoria de la independencia. Su declaración no sería inmediata: de triunfar el 'sí' mañana, toda la atención pasaría a centrarse en las negociaciones para completar el proceso con éxito.
El objetivo de Edimburgo es proclamar su independencia el 26 de marzo de 2016, basándose en que la treintena de países que la han declarado desde 1945 necesitaron de apenas 15 meses para culminar la separación. A continuación, el 5 de mayo, celebraría sus primeras elecciones como país independiente, si bien antes tendría que haber comenzado a tramitar su ingreso en organizaciones supranacionales, como la Unión Europea o la ONU.
La complicación viene de quiénes serían los interlocutores en Londres, puesto que Reino Unido celebra sus propias elecciones en mayo y las perspectivas sobre la próxima administración son inciertas. Es más, existen dudas de si sería necesario suspenderlas, cuando Escocia acaba de votar por separarse y ha habido incluso propuestas de convocar otros comicios sin las circunscripciones escocesas.
No en vano, una vez culminada la separación, el remanente de Reino Unido estaría obligado a celebrar elecciones y, por si fuera poco, la salida cambiaría para siempre el mapa político de Westminster. Actualmente, los conservadores cuentan con un solo diputado de los 59 que representan a Escocia en Londres, mientras que los laboristas cuentan con 40.
Su barrido como consecuencia de la independencia dificultaría al máximo la victoria de los laboristas en unas generales, frente a la hegemonía que disfrutarían los conservadores. El propio Cameron admitió esta posibilidad, pero aclaró: "Me importa bastante más mi país que mi partido".