MADRID 9 Sep. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, cesó al anterior director del Comité de Seguridad Estatal (KGB), Valeri Vakulchik, porque la agencia de Inteligencia bielorrusa detuvo en julio en territorio bielorruso a 33 rusos vinculados con la empresa de mercenarios Grupo Wagner, controlada por un amigo cercano del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
"Le preguntamos a Lukashenko si Vakulchik perdió su cargo como jefe del KGB por aquel caso y dijo que 'sí'", ha explicado en relación al arresto de los 33 rusos en julio Roman Babayán, director de la emisora radiofónica Govorit Moskva, uno de los medios rusos que entrevistaron el martes al mandatario bielorruso en Minsk.
En julio, tras la detención de los 33 rusos vinculados con la empresa de mercenarios Grupo Wagner, las autoridades bielorrusas aseguraron que los detenidos tenían como objetivo causar disturbios e influir en la campaña de las elecciones presidenciales.
La semana pasada, el presidente bielorruso aprobó el cese del director del KGB, la agencia de Inteligencia bielorrusa que todavía mantiene el mismo nombre que en la época soviética, sin explicar los motivos del relevo y colocó a Vakulchik como secretario del Consejo de Seguridad.
Tras la detención de los 33 rusos en julio, Rusia negó que hubiera enviado "mercenarios" a Bielorrusia para desestabilizar la situación en plena campaña de las elecciones presidenciales. El cónsul ruso en Minsk, Kiril Pletnev, aseguró que los detenidos estaban en Bielorrusia en una escala antes de volar de Minsk a Estambul y de ahí a América Latina.
Las autoridades bielorrusas permitieron finalmente que 32 de los 33 rusos detenidos regresaran a su país y el último arrestado se quedó en territorio bielorruso.
La decisión del cese del jefe del KGB llegó en un momento en el que Lukashenko ha recurrido al apoyo del Gobierno de Rusia para superar la grave crisis que vive el país por las masivas manifestaciones que se han sucedido desde que se proclamaron los resultados de las elecciones presidenciales del 9 de agosto, rechazados por la oposición por considerar que los comicios fueron fraudulentos.
Antes de los comicios, Lukashenko cargó contra Rusia por la presencia de los 33 rusos vinculados a la empresa de mercenarios en suelo bielorruso y reclamó al Kremlin que no interfiera en las elecciones presidenciales, una acusación que no ha vuelto a repetir desde que comenzaron las protestas por el supuesto fraude electoral.