MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
El grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) ha expresado su negativa a retirarse de la localidad de Bunagana, situada en el este de República Democrática del Congo (RDC) y tomada por los milicianos la semana pasada, a pesar del llamamiento de la Comunidad Africana Oriental (EAC, según sus siglas en inglés) a la retirada de los rebeldes de todas las zonas que controlan para abrir un proceso de conversaciones de paz.
El portavoz del M23, Willy Ngoma, ha subrayado en declaraciones a la cadena de televisión británica BBC que el grupo lucha por su "supervivencia" y ha dicho que "no teme a nadie". "Mientras luchemos por nuestra supervivencia, por el futuro de nuestros hijos, el futuro de este país, ¿a qué deberíamos tener miedo?", se ha preguntado.
Asimismo, ha explicado que el alto el fuego unilateral declarado en abril ya era prueba suficiente de su voluntad de participar en conversaciones. El grupo asegura que lucha en favor de los derechos de los congoleños de lengua kinyaruanda, tradicionalmente marginados en RDC, si bien Kinshasa acusa a Ruanda de respaldar al grupo.
En este sentido, Ngoma ha hecho hincapié en que el M23 no ha recibido "ni una aguja" de parte de las autoridades ruandesas, que han rechazado igualmente las acusaciones de RDC y han acusado por su parte a Kinshasa de respaldar al grupo armado Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundado e integrado principalmente por hutus responsables del genocidio.
La EAC aprobó el lunes en una cumbre en Kenia el despliegue de una fuerza regional en el este de RDC para combatir a los grupos rebeldes, tras lo que Kinshasa reclamó que Ruanda no participara en el dispositivo. Asimismo, el organismo reclamó la retirada de rebeldes de las zonas que controlan y abogó por impulsar el proceso de conversaciones de paz en Nairobi.
El M23 ha sido acusado desde noviembre de 2021 de llevar a cabo ataques contra posiciones del Ejército en Kivu Norte, a pesar de las autoridades congoleñas y el M23 firmaron en diciembre de 2013 un acuerdo de paz tras los combates registrados desde 2012 con el Ejército, que contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas. Expertos de la ONU acusaron a Uganda y a Ruanda de apoyar a los rebeldes, si bien ambos países lo negaron.