PARÍS, 26 Oct. (DPA/EP) -
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, han celebrado este miércoles una reunión en París que desde Berlín han catalogado como "constructiva" y que se da en medio de las recientes tensiones políticas entre ambos gobiernos.
Macron y Scholz han protagonizado en los últimos meses, especialmente desde el inicio de la guerra en Ucrania, una serie de desencuentros respecto a las políticas de defensa europeas y también en materia energética.
De hecho, una de las últimas desavenencias entre ambos tuvo a España como espectador de lujo, pues versó sobre el ya frustrado proyecto del MidCat. Madrid y Berlín apostaban por tener operativo el gasoducto para 2025, mientras que desde París se rechazaba.
"Ha sido una reunión muy intensa, una reunión muy cooperativa", ha reconocido la delegación alemana después de un almuerzo de trabajo en la que, dicen, se han sentado las bases para una nueva etapa renovada en las relaciones bilaterales.
El encuentro entre los líderes francés y alemán debería haberse celebrado la semana pasada en Fontainebleau, a las afueras de París, sin embargo la parte gala decidió posponer la cita avisando con poca antelación, un gesto que no sentó bien en Berlín.
Las tensiones quedaron aún más patentes en la última cumbre de la Unión Europea, celebrada la semana pasada en Bruselas, donde Macron lanzó una crítica velada a la oposición germana por aprobar un tope a los precios de la gasolina en todos los países del bloque.
En materia de defensa, Macron y Scholz también han tenido desencuentros y, aunque ambos tienen el objetivo de reforzar las capacidades europeas, aún no hay avances reales en proyectos armamentísticos conjuntos.
Alemania busca implementar un mejor sistema europeo de defensa aérea en colaboración con otros 14 países entre los que no se encuentra Francia pues, según señalan desde Berlín, se teme una posible carrera armamentística.
Con todo y con esto, desde el Gobierno alemán se ha rechazado reconocer la discordia entre Berlín y París, algo que sí ha admitido el propio presidente galo, quien ha llegado a señalar que la relación franco alemana, dos de los países más influyentes de la Unión Europea, necesitaba un reseteo.