Amira Gharmoush cuida de sus nietos en un campamento de refugiados a la espera de volver a ver a sus hijos, en el frente de combate.
DAMASCO, 1 Abr. (Reuters/EP) -
La familia de Amira Gharmoush ha sido víctima de ambos bandos de la guerra en la región de Ghuta Oriental, cerca de Damasco. La madre de nueve hijos, de 67 años, ahora espera recomponer lo que queda de ella.
Amira auyó del este de Ghouta hace cuatro años cuando, dijo, una de sus tres hijas fue asesinada por los insurgentes en la zona, el último gran bastión rebelde cerca de Damasco, hasta que el Gobierno sirio lanzó una campaña feroz para recuperarla.
Dos de sus seis hijos la acompañaron en su viaje para salir de Ghuta Oriental, pero ueron detenidos por el gobierno sirio y ella no ha tenido noticias suyas desde entonces.
Los otros cuatro hijos se quedaron en Ghuta Oriental, separados de su madre por la línea de fuego de una guerra que ha destruido innumerables familias y ha matado a cientos de miles de personas en los últimos siete años.
A medida que la línea del frente ha cambiado en las últimas semanas, Gharmoush se reunió con otros dos hijos que huyeron de la región hace dos semanas conforme la ofensiva del Gobierno se acercaba a sus hogares.
Con el respaldo de Rusia, el asalto no ha hecho sino asentar todavía más la posición inexpugnable del presidente Bashar al Assad.
LÁGRIMAS, ESPERANZA
Gharmoush habló en un refugio supervisado por el Gobierno sirio para personas desplazadas, donde visitaba a los hijos que dejaron recientemente la localidad. Allí, ha expresado la esperanza de que pronto vería a los dos hijos que permanecen en el área.
Ambos están en Duma, la última ciudad bajo control rebelde. "Han pasado cuatro años desde que los vi", dijo, con los ojos llenos de lágrimas.
"Mi esperanza es que mis hijos que están en Ghouta salgan, y que los que están detenidos salgan, y para unir a mis hijos para que todos vivamos juntos", ha añadido Gharmoush.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dice que más de 1.600 civiles han muerto en el bombardeo gubernamental de la zona, que ha estado sitiada durante años. Más de 140.000 personas han sido desplazadas de Ghuta Oriental desde que comenzó la ofensiva en febrero, según cifras citadas por el Ejército ruso y el Observatorio.
Muchos de los que no han ido a Idlib están en refugios para los desplazados cerca de Damasco. La Oficina de la ONU para la Coordinación de Ayuda Humanitaria dijo que a los desplazados no se les permite salir de los refugios hasta que se hayan sometido a un proceso de selección.
Gharmoush pasa los días junto a su nieta de siete años: la hija de la hija que fue asesinada hace cuatro años, por entregar pan a las tropas del Gobierno estacionadas en un puesto de control cerca de su aldea, Otaya.
Gharmoush, que ha estado trabajando como empleada doméstica en la capital desde que huyó de su granja, dice que sueña con regresar a su hogar en Otaya, donde tienen ovejas y vacas.
"Sería la primera en regresar. Si mi casa es destruida, armaré una tienda de campaña como la que tengo ahora y me quedaré allí. Reuniré a mis hijos y nos mantendremos juntos", ha declarado.