ALEPO/DAMASCO, 2 Abr. (Por UNICEF) -
La vida empezó de forma prometedora para los trillizos Maher, Rawan y Ahmad, que nacieron en la ciudad de Alepo, en el norte de Siria, a principios de 2010.
Maher, Rawan y Ahmad nacieron por cesárea. Pesaron entre 2,1 y 2,3 kilos, lo cual es considerado como un peso relativamente bajo para niños recién nacidos. Sin embargo, sus padres, Rana y Jamal estaban tan felices por su paternidad y la nueva familia parecía tener un esperanzador futuro.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que la vida de la familia dio un giro radical para peor. La crisis siria, que comenzó en marzo de 2011, aumentó en su intensidad y en el impacto sobre los niños y sus familias. En Alepo había enfrentamientos. A mediados de 2011, Jamal murió trágicamente por esquirlas y el resto de la familia huyó de casa.
Tuvieron que separarse temporalmente: Rada se quedó con su hija Rawan en una parte de la ciudad, mientras que los dos niños se refugiaron con su abuela en otra parte de la ciudad. Tras poco más de un mes, la familia se reunió en Al Rashedin, en la ciudad de Alepo. Seguían siendo desplazados, aunque tras unos meses pudieron volver a su casa después de que la situación de seguridad mejoró.
Ahora, sin un hogar estable y con la pérdida de Jamal, la familia no tenía ingresos. Vivían con medios muy limitados, dependiendo del generoso apoyo de familiares que también estaban afectados por la crisis. Como resultado, la familia apenas podría arreglárselas a cubrir sus necesidades básicas de alimentos nutritivos. Esto tuvo un efecto significativo en el estado nutricional de los tres niños. Sus cuerpos se estaban debilitando gradualmente como resultado de la crisis.
Ahmad fotografiado en octubre de 2014 antes de recibir tratamiento (Al Ihsan NGO Center/Dr. Yasser Abdulla)
VULNERABILIDAD PREVIA
En Siria, la vulnerabilidad de los niños ante la malnutrición existía antes de la crisis, pero el conflicto actual ha agravado la situación. La falta de acceso a alimentos nutritivos, el aumento de los precios de los alimentos, y el hundimiento de la producción de alimentos están teniendo todos un impacto desastroso en las necesidades nutricionales de los menores en Siria.
Dada su situación y el contexto, las cosas habrían continuado así para Maher, Rawan y Ahmad y, probablemente, habrían empeorado aún más, si no hubiera sido por una visita a un centro de salud respaldado por UNICEF en octubre de 2014. Ahmad había estado padeciendo una infección en las vías respiratorias altas y Rana decidió llevarle al centro, gestionado por la ONG Al Ihsan, socia de UNICEF, para que recibiera tratamiento.
Cuando un doctor de la clínica examinó a Ahmad, descubrió que el niño de 4 años y 11 meses no solo tenía una infección en las vías respiratorias altas sino que también estaba muy por debajo de su peso.
"Cuando Ahmed llegó estaba muy enfermo y delgado. Su peso no excedía los 12 kilos", explica el doctor Yasir Abdulla. "Cuando descubrí que Ahmad era un trillizo pedí a la madre que trajera a los otros dos para examinarles. Entonces detecté que los tres estaban desnutridos", añade.
El centro de salud constató que Maher pesaba 14 kilos, mientras que Rawan pesaba unos 11 kilos. Tanto Ahmad como Maher fueron considerados como con desnutrición aguda moderada, mientras que Rawan fue considerada con malnutrición aguda severa.
Maher fotografiado en octubre de 2014 antes de recibir tratamiento (Al Ihsan NGO Center/Dr. Yasser Abdulla)
TRATAMIENTO CONTRA LA DESNUTRICIÓN
Como consecuencia de ello, los tres recibieron tratamiento en el centro de salud, incluidos suplementos nutricionales y micronutrientes como vitamina A, así como desparasitación. Su estatus nutricional mostró una fuerte mejora en solo unos meses desde que comenzó el tratamiento. Ganaron peso y comenzaron a estar más saludables.
En la actualidad tienen casi 5 años, Maher pesa unos saludables 17 kilos, mientras que Ahmad pesa 15,5. Rawan, que pesa 14 kilos, está sana, aunque sigue recibiendo alimentación suplementaria.
"Algunos de mis mejores momentos ahora son cuando veo a estos tres niños que están cada vez más sanos y activos", asegura el doctor Yasir.
En diciembre de 2014, una evaluación respaldada por UNICEF puso de manifiesto el estatus nutricional de los niños desplazados menores de 5 años que viven el refugios colectivos y comunidades de acogida en Siria. El estudio determinó un "grave" nivel de desnutrición aguda global en tres gobernaciones con una situación nutricional global "pobre".
Rawan fotografiada en octubre de 2014 antes de recibir tratamiento (Al Ihsan NGO Center/Dr. Yasser Abdulla)
El estudio reveló que las provincias de Hama, Alepo y Deir Ezzor tenían un índice por encima del 10 por ciento de Malnutrición Global Aguda (GAM, por sus siglas en inglés), una situación nutricional considerada como "seria" por los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La tasa global de GAM era del 7,2 por ciento, mientras que la Malnutrición Severa Aguda (SAM) era del 2,3 por ciento, niveles que indican una "pobre" situación nutricional en la clasificación de la OMS.
El estudio también detectó que casi cuatro de cada cinco familias desplazadas (79,8 por ciento) aseguraban depender de una combinación de ayuda alimentaria y alimentos comprados. Alrededor del 29 por ciento de las familias dijeron que no tenían alimentos suficientes para todos sus miembros durante la semana anterior al estudio, incluida una falta de acceso en muchos casos a carne, huevos y productos lácteos. De las familias, el 70 por ciento dijeron que habían reducido el número de comidas.
Desde enero, un total de 12.109 niños así como mujeres embarazadas y lactantes han recibido suplementos micronutrientes y 10.139 niños menores de 5 años recibieron suplementos nutricionales. Además, 99 niños menores de años fueron tratados por desnutrición aguda severa. En 2015, se estima que unos 3,9 millones de niños y mujeres embarazadas y lactantes necesitarán ayuda nutricional en Siria.